Semana

ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

Alguien conspira contra la preposición a

“La preposición a es, junto con de, la que posee usos más claramente gramaticales. Se utiliza para introducir complementos indirectos y complementos directos, muy a menudo de persona y definidos (Quiero mucho a mis hijos), complemento de destino (Voy a Murcia) y de límite (llegar a final de mes)”. La cita corresponde a la Nueva gramática de la lengua española, tomo II, pág. 2259.

Me refiero a la preposición /a/ por la preocupación que me ha dejado la lectura de una obra literaria, escrita por un joven dominicano, la cual ha sido bien pensada y bien desarrollada, pero presenta la peculiaridad de que falta /a/ ante palabras que comienzan con esa vocal, al menos en ocho casos.

Por igual suprime la preposición /a/ cuando el vocablo siguiente inicia con la consonante /h/, la cual fonéticamente cede el paso a la vocal que le sigue.

No hay razón para que se suprima la preposición delante de estas palabras: ayudarlo (Iré a ayudarlo), acostarme (Voy a acostarme), arreglar (Iré a arreglar eso), adorar (Los magos vieron su estrella y acudieron a adorarlo). Como tampoco delante de hacer (Él tiende a hacer eso) o hablar (Vino a hablar contigo).

Para evitar la cacofonía (repetición de sonidos) a veces se recurre a cambiar la palabra empleada que produce ese fenómeno. En la frase “Llama a Antonia a la Argentina”, no hay incorrección pero sí disonancia. Falta elegancia. Mejor será: Hay que llamar a Antonia, que está en Argentina.

Dos ejemplos establecidos por disposición de la Real Academia Española son: de abajo arriba y de arriba abajo. La explicación es que la /a/ ya está incluida en “abajo” y en “arriba”.

Respecto del adverbio “abajo”, dice la Academia: “Suele ir precedido de las preposiciones de, desde, hacia, para o por, nunca de la preposición a, ya incluida en la forma de este adverbio: Le miró de arriba abajo (y no de arriba a abajo).”

Casi lo mismo expresa de “arriba”: “Frecuentemente aparece precedido de las preposiciones de, desde, hacia, para o por, nunca de la preposición a, ya incluida en la forma de este adverbio: Le miró de abajo a arriba (correcto: de abajo arriba)”.

Del Diccionario panhispánico de dudas, pág. 2, he tomado las siguientes acotaciones respecto del uso de la preposición /a/:
1.3. No se usa:

a) Ante nombres comunes que designan objetos inanimados: Puso el libro en la mesa; Regaló un automóvil a su padre.

b) Ante nombres comunes de persona en plural que carecen de determinante: He encontrado camareros para mi nuevo bar; Llevaré amigos a la fiesta. Sin embargo, cuando el complemento está formado por dos sustantivos coordinados, aun careciendo de determinante, llevan la preposición por ser consabidos: El público silbó a árbitros y jugadores; El Gobierno emplaza a sindicatos y empresarios a una nueva reunión; Reunieron a chicos y chicas en la misma aula.

c) Ante nombres propios de países o ciudades (el uso con preposición, habitual en épocas pasadas, prácticamente ha desaparecido de la lengua actual): No conozco Francia; Este verano he visitado Nápoles. Pero si estos nombres denotan no una realidad meramente geográfica, sino el conjunto de sus ciudadanos, se admite la preposición: Es capaz de engañar a media Italia. El resto de los nombres propios geográficos nunca llevan preposición: Cruzó el Tajo a nado; Escaló el Himalaya.

d) Ante nombres propios usados como comunes: Me compré el Picasso en una subasta.

e) Con el verbo impersonal haber, el complemento directo, aun denotando persona, se construye sin preposición: Hay alguien en la puerta; Solo había dos estudiantes en el aula.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación