Editorial

  Otra más

  Otra más

En una reacción inusual, imprudente y desproporcionada, el secretario general de la Organización de Estados Americanos,  José Miguel  Insulza, elevó a categoría de confrontación  entre Estados un penoso incidente de violencia escenificado en la  zona fronteriza entre  algunos dominicanos y haitianos, al punto que exhortó a los gobiernos de Haití y República Dominicana  actuar “con moderación”.

El secretario de la OEA olvidó que su preocupación debió ser tramitada  por vía de las cancillerías de ambos países, que por demás  tienen acreditados embajadores por ante  ese organismo, por lo que resulta extraño que recurriera a la prensa internacional para denunciar un caso que corresponde  dilucidar a jurisdicciones ordinarias de justicia.

¿Por qué  el señor Insulza otorga categoría de incidente  fronterizo o conflicto étnico a un pleito entre gente que cohabitan un territorio limítrofe dividido por línea imaginaria? ¿Por qué un   funcionario de tan vasta experiencia como Insulza incurre en el desliz de obviar canales diplomáticos y prefiere  dejar entrever por vía de los medios de comunicación que hay problemas entre Santo Domingo y Puerto Príncipe?

Razones sobran para  sospechar o temer que  las extrañas declaraciones del secretario de la OEA están muy alejadas de  su contenido formal, pues parten del falso criterio de que  en  la frontera se producen  frecuentes incidentes  por razones de territorialidad o  por  conflictos étnicos, lo que  sin dudas alienta  la añeja campaña internacional de descrédito contra el gentilicio dominicano.

Las destempladas afirmaciones del señor Insulza siguen al sesgado informe de Amnistía Internacional que hace referencia  a crímenes que atribuye a la Policía  dominicana, sin hacer mención en su reporte del centenar de  agentes   asesinados por delincuentes, y  al sometimiento de República Dominicana por ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, bajo la acusación de negar  actas de nacimiento, residencia o nacionalidad a hijos de inmigrantes.

La cancillería dominicana ha actuado correctamente  al rechazar la intempestiva, errática y abusiva  valoración  que ha hecho el señor Insulza de un incidente penoso, trágico, pero que  nunca ha puesto en peligro ni en conflicto las cordiales relaciones entre  los gobiernos  dominicano y haitiano.

 Duele saber  que  la campaña  de denuestos contra República Dominicana que se ha montado a nivel internacional bajo el patrocinio  de élites de poder que  pretenden imponer  el criterio de isla única e indivisible, cuenta con  aliento y respaldo de  adulones y lambones, cuyo comportamiento servil  avergonzaría hasta al mismo Guacanagarix.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación