Después de la aparatosa intervención de septiembre por un contingente mixto de la Policía y el Ejército para imponer el orden y la seguridad en la penitenciaría de La Victoria, en dos operativos en el recinto de la Dirección de Prisiones se han encontrado en poder de los reclusos armas de fuego y blancas, drogas, celulares, tijeras, relojes inteligentes y otros objetos, mientras según las propias las autoridades las pandillas han vuelto por sus fueros.

Como si se tratara de un auténtico logro y no de un fracaso de la seguridad, las autoridades presentan el inventario como resultado de su preocupación por elevar los niveles de disciplina interna de los presos y contrarrestar la planificación de crímenes desde las cárceles.

Al renovarse el personal administrativo y de vigilancia la Dirección de Prisiones debe investigar la vía a través de la cual los reclusos consiguen drogas, armas, equipos electrónicos y otros objetos ilegales.

Porque de seguro que no es con magia. Nada de lo que se anunció durante el operativo que movilizó en septiembre a centenares de militares y policías se ha alcanzado en el recinto penitenciario.

Incluso hace unas semanas que se informó sobre un motín protagonizado por pandillas en cuya intervención se encontraron armas y sustancias prohibidas. Es obvio que para tener un control más efectivo de la penitenciaría de La Victoria las autoridades tendrán que emplearse más a fondo en todo lo relativo a la seguridad interna, que sin duda es donde está el foco del problema.