Articulistas Opinión

Pamela

Pamela

Fernando De León

A veces, cuando hijos de los que somos nadie nos dan muestras de arrojo y gentes de bien, uno, a la vez que siente regocijo y satisfacción; experimenta sentimientos que rezuman en incertidumbre y hasta en conmiseración. Hace poco, hablando con mi hija, Pamela, tocamos varios temas. ¡Cómo ha madurado! Fue ascendida como supervisora del departamento de damas en uno de los establecimientos de la cadena Marshall. La felicité, pero mientras hablaba animadamente con ella, me dijo: “yo voy a ser trabajadora como tú papi”.

Este reconocimiento, a la vez que me estimuló, me sorprendió. Esto, aun cuando sin estar a mi lado, bien sabe de mis afanes de subsistencia. Sin embargo, me sentí apenado. Ella, que en el carácter se parece mucho a su padre, tendrá que abrir trochas en la vida, y sospecho que será uno de esos seres arrinconados.

¿Por qué digo esto? Es contestataria y defiende sus derechos, y por lo que veo, no tiende a reptar. Siempre estará peleando para sobrevivir. Carece de “mayores habilidades”; no sabe obtener nada si no es del trabajo limpio. Esto, a pesar de que es una neoyorquina nacida en Harlem.

Su cortedad, aparte de parecer un signo de familia, parece corresponderse con lo certero de nuestra paremiología o refranero que reza: “Lo que se hereda no se hurta”. Por esa actitud creo que si hubiese nacido en República Dominicana, habría confrontado muchas penurias. A pesar de que ha sufrido mucho como consecuencia de un hogar escindido y la desaparición de su madre, de algún modo, se ha superado. Pero, quisiera que fuera más “atrevida”.

Por su forma de ser y existencia con carencias, con todo y superación atravesará por muchos avatares junto a sus hijas. ¡Y qué portento de madre abnegada ha resultado! Al igual que mi madre, su abuela, es sumamente celosa. Parecería paradójico pero en verdad lamento que, Pamela, en el carácter, guarde parecido conmigo.