Opinión

Perenne gratitud

Perenne gratitud

POR:  Domingo Porfirio Rojas Nina 

rojasninasc@hotmail.com

 

 

Al concluir esta serie de tres escritos con relación al reconocimiento que el pasado 10 de diciembre me ofreciera la honorable Cámara de Diputados de la República, quiero terminarlo con los nombres de todos los legisladores que respaldaron a unanimidad la idea del destacado congresista Ingeniero Leivin Guerrero, digno representante de la hidalga provincia de San Cristóbal.

La verdad es que no esperábamos tan elocuente distinción y cuando el apreciable ciudadano Leivin me ofreció la noticia aprobatoria, la recibí, y no debe negarlo, con una indescriptible emoción que hiso vibrar los hitos de mis pensamientos y las entonaciones del alma que vibran y se estremecen pletóricas de júbilos y maravillosas alegrías. ¡Que grata sorpresa!.

Y al reiterar a los señores doctor Abel Martínez, presidente, y la licenciada Lucia Medina, vicepresidenta, y a Leivin y a todos los señores diputados, las frases de imperecedera gratitud, haciendo acopio al pensamiento del insigne José Martí: “La palabra es para decir la verdad, no para ocultarla”.

Y así también el mensaje de exaltación y agradecimiento a todos los ciudadanos y ciudadanas, instituciones, sectores y agrupaciones que me acompañaron y sintieron de cerca el tictac de mi corazón hecho terneza. A mis queridísimos compueblanos y amigos, representantes del “altar de la inmortalidad deportiva de San Cristóbal, ingeniero Osiris Guzmán”, el escritor José Pimentel Muñoz (pachi), al historiador Mitato Vizcaíno y el licenciado Ángel Sánchez.

A mis adorados familiares de San Cristóbal, doctor Darío Nina Mateo, doctor Eduardo Matos Nina, licenciadas Nancy y Ángela Pérez Nina, a la doctora Ulda Peña Nina, profesor Onelda Matos y a la inmensa Leda Uribe y sus otros Hermanos; a la delegación de familiares de la gloriosa San Francisco de Macorís, a quienes no conocíamos y nos unimos entre abrazos, lágrimas y emociones, ¡Gracias, gracias!
Al jurisconsulto y profesor Ramón Pina Acevedo, al gran catedrático, doctor Virgilio Bello Rosa, a los distinguidos galenos doctor doctor Tirso A. Roa Castillo y doctor Antonio Cruz Jiminian, a la doctora y profesora Ivelisse Corniel Mendoza, al gran sacerdote Luis Rosario, al licenciado German Amaury Veras Hernández, a don Horacio Lamadrich y al Lic. Juan Valdez.

Al ingeniero Jony Jones, secretario general de la Liga municipal Dominicana, al licenciado don Luis Tono, ex director de Impuestos y Rentas; a Rafael Calderón, a los profesores Escolásticos y Rojas, a Luis Mercedes, al presidente de la Liga Vivo Carmona, Juan Carmona hijo y acompañantes, al empresario Cuqui Devers Aquino, desde la Romana a Florencio Rodríguez Jiménez (caifita), leales amigos y adorado compadre, en todos los momentos.

Al licenciado Dámaso A. Mateo Rodríguez, a la delegación de Azua encabezada por José Luis Ramírez, al periodista Rafael Suero, a los representantes de San Pedro de Macorís, a la honorable doctora Margarita Cedeño de Fernández, viicepresidente de la Republica.
A la doctora Lucia Luciano Foguereó, a nuestro gran Jean Carlos Rojas Luciano, promesa del derecho y futuro colega, a Mario D. Oleo Rodríguez, símbolo de lealtad, a dos figuras del periodismo femenino de la Cámara de Diputados, licenciado Carlos julio Félix y licenciado Máximo Zabala, a todas las personas que desde el exterior me apoyaron, gracias, gracias a todos.

El Nacional

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