Día por día, armados de anzuelos y sus hilos de nylon, muchas personas pescan en los arrecifes del malecón, en la desembocadura del río Ozama o entre los monumentos a Fray Antón de Montesinos y el Fuerte de San Gil. La marea lucía calmada la mañana de este viernes, lo que auguraba buenas capturas por la concentración de pequeñas especies que tienen su hábitat próximo a la costa de Santo Domingo.