Semana

Petra: Retorno al mismo rostro

Petra: Retorno  al mismo rostro

El poeta ha de alcanzar un hondo conocimiento del espíritu (del ser), ha de aprender a desenfrenarse (Dionisio inmaculado), sin manchas de ataduras, arrojarse a la vida. Sin deudas, pues los poetas no pagan (eternos inocentes).

Hoy compartimos una poeta del desgarro, valiente, impulsiva. Petra Saviñón presenta sus más duros escenarios en composiciones breves, de gran fuerza y ambición de un alto estilo por el que viajamos a través de atmósferas siempre personalísimas y descontentas, donde ya sabemos que nada quedará en pie (su voz es el potente huracán en el corazón de un caracol).

Nació en Azua de Compostela el 02 de octubre de 1976, habitante de Libra; estudió periodismo.

Ha publicado los poemarios “Entre brumas”, de vibrantes pulsaciones eróticas, y su más reciente poemario titulado “Duelos”. Sus poemas figuran en importantes antologías y revistas nacionales e internacionales.

Petra Saviñón
Retorno

Ya no me asusta escudriñar mi rostro
ni me atormenta el silencio de las estaciones
no recuerdo si el olvido era gris o tenía lápiz labial
la ausencia suele borrarse de los paradigmas
y encadenarse a la omisión
la lejanía amenaza con demoler la prudencia
y la vuelta es una amarga cortesía
en un círculo de vicios y capitulaciones
mis recelos se acunan sobre el designio
envejecen mis latidos y poco a poco vuelvo a ser cenizas
pero ¿qué importa, si soy el mismo arrebato
dentro de la misma cólera
dentro del mismo ceremonial?
no importa que el musgo crezca entre mis lamentos
que me desvanezca
y mi letargo se vuelva denso y dulce suplicio
¿acaso no me basta saber
que puedo desinflarme en un giro?
he vuelto de los infiernos, fortalecida
con la lengua intacta y el fuego vivaz de mi rabia
retorno
cuesta regresar de las migajas
redimirse en la demencia
y crecer en la desesperación del grito ahogado
los pasillos oscuros aun me alegran y todavía mi canto es de cedro
de aquella esencia tan sublime como cortarse las venas.

Ofrenda helénica

Despiértenme cuando mi sangre deje de rogar
cuando se callen las dríadas
las que vinieron antes de los ecos
y transmutaron el fondo de lo inverso
de inicio, barro, lodo y objetos
y luego polvo y escombros
y las nereidas caminaban sobre su osamenta
entonces mi sangre callaba obediente
fue antes de que se sublevaran los cielos
y el mar era una franja verdiclara, una esponja sedienta
después, mucho después, se desataron las lenguas
y el sacrificio se tornó ajado
que no me extraigan el cuchillo
despiértenme cuando los diluvios inunden los tiempos.

Cuestión de fe

Los transeúntes ignoran
que me desplazo con un coño atravesado en la garganta
que esta mujer está formada de cadáveres
del sufrimiento de miles de mujeres
que antes poblaron este cuerpo
que una furia seca controla mis circunstancias
no sospechan
que precedo a la luz
que la estampa de hembra me abre un laberinto en el pecho
y lastiman mis hombros las cargas banales
que ya no me pertenecen las piedras
ni las sendas que mueren en esta piel arrugada
no saben
que aguardo en el fondo de un destino quebradizo
en la piel de un ogro asustado
pero que aun no me divorcio de mi voz.

Sitiada

Una muchacha morena con serpientes en la cabeza
musita en voz baja sus desdichas
una voz arrugada sale de la cloaca
y se confunde con el paso de la muchedumbre
las aceras paren dolores
a los que los peatones son indiferentes
la ciudad enloquece y la abate la fetidez de la renuncia
al borde de la esquina
la muchacha sabe que está cerrado el precipicio
y que ya no puede intercambiar papeles con el horror
agoniza.

El Nacional

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