Es en verdad alarmante la cifra que señala que de cada cien partos en clínicas privadas, noventa son cesáreas, porque el porcentaje que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) acepta como válido es un 15 por ciento, pero más grave aún es la revelación de que a esa situación se atribuye el incremento de la mortalidad materna en República Dominicana.
El asesor de salud materno infantil de la OPS, doctor Carlos Gil, ha calificado como inaceptables las cifras de nacimientos mediante este tipo de técnica en centros asistenciales públicos y privados, lo que atribuye a que se ha perdido la cultura del parto natural.
Alarmante también es la estadística que revela cien muertes maternas por cada cien mil partos, porque la mayoría de esos decesos se producen durante un procedimiento quirúrgico de cesárea, tan de moda hoy en día aquí y en muchas otras partes del mundo.
El doctor Gil censura que hoy en día a nivel médico se trata el parto como si fuera una situación de altísima complejidad o una enfermedad que amerita estricto control, algo que no ocurría décadas atrás cuando las mujeres daban a luz por vía natural muchas veces auxiliadas por una comadrona.
En 2010, el Ministerio de Salud Pública erogó 461 millones de pesos para cubrir gastos médicos en partos por cesárea practicados en hospitales estatales, mientras que se estimó que el costo de este procedimiento en clínicas privadas ascendió a 406 millones de pesos, lo que indica que en términos reales los nacimientos por cirugía el año pasado costaron más de mil millones de pesos.
A pesar de los esfuerzos de Salud Pública, reconocidos por la OPS, la tasa de mortalidad materna es aún muy alta, factor atribuido al elevado número de cesáreas que se practican en hospitales y clínicas, que se estima cinco veces más que el promedio aceptado como normal por los organismos internacionales vinculados con la salud.
Parece llegado el momento de que autoridades de Salud y el Colegio Médico precisen las razones de tan alto número de cesáreas, su incidencia en la mortalidad materna y las alternativas de soluciones para afrontar el alarmante problema, entre cuyas causas se cita el afán de lucro o la creciente modalidad de practicarla para evitar llamadas médicas de emergencias para atender partos normales.
Ya sea porque se ha convertido en buen negocio o que se trata de evitar la impronta de un parto natural, se requiere con urgencia abordar el tema del inusitado incremento de las cesáreas, porque es causa de mayor mortalidad materna y porque no debería impedirse, sin razones médicas válidas, el nacimiento de un niño o niña por la vía y lugar que ha signado la naturaleza.
