En pocos días mudamos año y como en cada mudanza, es propicio aprovechar para hacer una selección de lo que no es preciso que siga ocupando espacio en nuestras vidas. Bueno dejar disponibilidad para que cosas mejores puedan entrar.
No me refiero a objetos que incitan al consumismo, mucho menos me refiero a desechar por capricho y afán de novedad, me refiero a cargas innecesarias que afectan nuestro bienestar emocional, a apegos a lo tóxico, a costumbres que atentan contra nuestra salud psicológica y física y que incitan a que muchas veces, sin darnos cuenta, seamos infieles a nosotros mismos.
En medio de encuentros, comilonas, intercambios de regalos y toda la algarabía que caracterizan estos últimos días del año, ojalá y que también nos encontremos con nosotros mismos, que nos inspiremos y nos regalemos un espacio íntimo con nuestro yo, para comprometernos a cuidarnos del peso de cargar con lo que no nos corresponde y así, favorecer nuestra autoestima y recibir el 2026 más ligeros de equipaje, propiciando mejor calidad de vida para nosotros y de alguna manera, también para los que nos rodean.
Soltar amerita determinación y fuerza de voluntad para no volver hacia atrás: soltar una debilidad, una conducta que daña y atrevernos a decir basta, requiere desaprender, reaprender y sobre todo, es preciso que se asuma de pensamientos, palabras, hechos y sin posposición.

