Frágil democracia
Se vive un estado de profunda crisis, con un contenido de diversidad, cada vez mas deprimente.
Abrupto descenso del poder adquisitivo y de los niveles de vida que perturban seriamente la salud mental de la gente.
Sabemos, que los estados financieros no resultan racionales o al menos, existen fases en las que su evolución obedece a mas factores que los puramente económicos. Es ahí donde entra en juego el factor humano.
En ese sentido, las redes sociales se han convertido en un instrumento útil para medir una economía globalizada en un mundo sin fronteras, que interviene directamente en nuestros acontecimientos cotidianos que precisan del dialogo ecuánime, el cual es mas necesario que nunca. Dialogo para mejorar leyes y reformas, no de un nacionalismo rancio, solo aceptable para los cínicos, pero parece ser que nuestros dirigentes políticos no se han enterado. Puedo afirmar, que hay que pactar las políticas por las que nos relacionamos unos con otros, hoy es imprescindible pugnar a favor de los distintos intereses nacionales con la colaboración entre el sector publico y el privado, no solo porque se enriquecerán mutuamente, sino por lo menos competir mejor en un mundo abierto que cambia a velocidad de vértigo, y tenemos que estar con los ojos abiertos.
Ya que nuestra clase política vive envuelta en querellas y, ajena a los cambios globales de una hegemonía caracterizada por la superioridad. Sin embargo, a mi juicio, estos poderosos ahora se encuentran en un periodo de declive, quizás en el inicio de su decadencia que reflejan a través de una bravuconeria que se proyecta en una constante exhibición de quien tiene mas poder bélico para realizar su papel en una contienda que de al traste, con una tercera guerra mundial de carácter nuclear.
Hoy, muy al contrario, la Patria, a la que llamamos »país», no sale de un conflicto permanente con unos vecinos muy enredados que a menudo nos someten a situaciones conflictivas y nos impiden prestar atención a las perspectivas políticas, sociales y económicas, que las circunstancias internacionales nos exigen, y en los días donde pudiéramos ser mas optimistas, hay mayor tolerancia al riesgo, y viceversa.