Opinión

Presencia economica

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Daniel Guerrero

La palanca petrolera

 

Se hace insostenible para la economía mundial y las finanzas públicas de grandes países productores y exportadores de petróleo la proyección en el tiempo del derrumbe de los precios del crudo por debajo de los 30 dólares el barril, aunque para los países importadores (consumidores) se trata de una bendición financiera.

El enfriamiento de la economía mundial tiene mucho que ver con la caída en el ritmo de crecimiento de la economía china, la cual registró en el 2015 la tasa de crecimiento más bajo de los últimos 25 años: 6,9 por ciento.
Se comprenderá que las turbulencias financieras que puedan afectar el desempeño de la economía china podrían impactar adversamente sobre el mapa monetario-financiero global, pues se trata de la segunda mayor economía del globo terráqueo al representar ya el 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

A mediados del 2015 el Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó su satisfacción por la caída en los precios del crudo señalando que “precios de petróleo más bajos impulsarán el gasto y, como consecuencia, apoyará el crecimiento de la economía mundial”, pero el persistente declive en la cotización del crudo ha devenido en un factor desestabilizante de la producción, el comercio y las finanzas internacionales.

Con sobrada razón un grupo de Estados miembros de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) está promoviendo un consenso a nivel internacional para que se abra un diálogo entre exportadores e importadores del crudo para alcanzar niveles de precios competitivos que logren frenar un posible colapso de la economía global.

Naturalmente, habría que ver cómo Arabia Saudita –que es una especie de eje central dentro de la OPEP- se identifica con la adopción de esa estrategia que busca ejercer un mayor control sobre los niveles de oferta petrolera, flexibilizando el mantenimiento de la política de precios bajos hasta tanto no sucumban los productores de petróleo de esquisto (shaleoil) en Estados Unidos.

Y ya se sabe que la actual situación de precio bajo del petróleo está sembrando desempleo dentro de la economía norteamericana.
En efecto, datos oficiales revelan que desde hace un año el derrumbe en la cotización del crudo ha lanzado a las calles a unos 42 mil empleados de la industria petrolera norteamericana debido a que los costos de producción de las empresas que extraen el crudo mediante el procedimiento del fracking (fragmentación hidráulica) se hacen insostenibles.

Los niveles de caída del precio internacional del petróleo están perjudicando sensiblemente no sólo a los empresarios pequeños y medianos de Estados Unidos, sino a importantes Estados miembros de la OPEP que han visto colapsar sus cuentas nacionales en perjuicio de las inversiones públicas y el gasto social.

Con la persistencia de precios bajos en los diversos tipos de petróleo se ha llegado a un punto que podría hacer colapsar todo el conjunto de la economía petrolera global, pudiendo generarse una desestabilización de las actividades productivas, comerciales y financieras a nivel mundial que de paso a una nueva fase recesiva de la economía global.

Sí, la crisis del petróleo barato puede verse como una bendición para los países importadores, pero una tragedia económica y político-social para los productores y exportadores del crudo. ¿Estamos en presencia de un estallido de una burbuja petrolera internacional, capaz de gestar una nueva recesión mundial?

El Nacional

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