Gastos y deudas
El globo terráqueo se encuentra profundamente endeudado, pero dispone de capacidad para crear dinero, así sea sin ningún respaldo expresado en la producción de bienes y servicios, lo que significa que su fragilidad financiera está al doblar de la esquina.
La humanidad experimenta un problema de exceso de deuda pública, siendo los habitantes de los países desarrollados los que más endeudados del globo terráqueo al acumular compromisos financieros por encima del 100 por ciento del PIB, el cual representa el valor medido en dinero de los bienes y servicios.
Es necesario distinguir entre la deuda pública de un Estado y la deuda privada que existe al interior de un país. La deuda pública es la contratada por el Estado con otros Estados, organismos crediticios multilaterales y entidades financieras o inversores del mundo (deuda externa) o frente a agentes económicos internos (deuda interna).
La deuda pública de un país se clasifica en deuda externa y deuda interna. En ambos casos el Estado figura como ente institucional responsable del pago de esas acreencias.
En la literatura financiera internacional la medición de la deuda pública se hace estableciendo una relación (ratio, locución latina que significa razón) entre su cantidad y el valor medido en dinero de los bienes y servicios que produce un país dentro de un período determinado, generalmente un año, aunque también puede ser un trimestre, cuatrimestre o x cantidad de años.
¿Y qué decir de la deuda privada? Como su denominación refiere se trata de aquellos compromisos financieros (préstamos, créditos, emisión de bonos y pagarés, entre otros instrumentos crediticios) que son asumidos por una persona física (Juan, María o Guillermo, por ejemplo) o por las llamadas personas jurídicas (corporaciones, medianas y pequeñas empresas, para citar algunos casos) sin que esté presente la garantía o el aval del Estado.
Cuando el Estado actúa como garante frente al acreedor esa deuda privada se convierte en pública, comprometiéndose así la responsabilidad financiera del país. La deuda privada se clasifica en externa e interna, según se contraiga con acreedores extranjeros o nacionales.
Al conocer la diferencia existente entre la deuda pública (externa e interna) y la deuda privada (externa e interna) estaremos en mejores condiciones técnicas para conocer el impacto de ambos compromisos financieros dentro del desempeño de las actividades productivas, comerciales y financieras de un país.
No existe un solo Estado que sea autosuficiente en materia económica, pudiendo prescindir del endeudamiento público. Los países acuden a la solicitud de préstamos al resto del mundo y a los agentes económicos internos para poder financiar proyectos y ejecuciones presupuestales.
Que un Estado tome dinero prestado no es un pecado. Lo malo está en disponer de esos recursos financieros sin la debida prudencia en el manejo en la calidad del gasto público.
Porque el gasto público debería estar dirigido a solucionar problemas de infraestructuras y necesidades sociales de la población en materia de salud, educación, vivienda y transporte. Obviamente, también en inversiones en la esfera de la producción de bienes y servicios destinados al comercio exterior.