Cuáles serían las consecuencias que se derivarían de la aprobación por el Congreso de una ley de partidos que instituya un sistema de primarias abiertas para la formaciones políticas dominicanas?
Mediante sentencia del 16 de marzo del 2005, la Suprema Corte de Justicia (SCJ), en atribuciones de control directo de constitucionalidad, dictaminó que el sistema de primarias abiertas es incompatible con las disposiciones de la Constitución que organizan el sistema electoral dominicano.
En su sentencia, la SCJ consideró que la Carta Política instituye las asambleas electorales como “colegios electorales” cuya convocatoria sólo se puede hacer con fechas y fines especificados por la Constitución para elegir al presidente y vicepresidente de la República, así como a los representantes legislativos y a las autoridades municipales.
Ese precedente forma parte del denominado “Bloque de Constitucionalidad”, puesto que es la misma Carta Política la que establece en su artículo 277 que “todas las decisiones judiciales que hayan adquirido la autoridad de las cosa irrevocablemente juzgada, especialmente las dictadas en el ejercicio del control directo de constitucionalidad por la Suprema Corte de Justicia, hasta el momento de la proclamación de la presente Constitución, no podrán ser examinadas por el Tribunal Constitucional”.
Partiendo de ese criterio, es obvio que una ley de partidos que establezca un sistema de primarias abiertas contravendría la Constitución, debido a que no sólo violaría el precedente constitucional, sino también infringiría el artículo 209 que preceptúa que los colegios electorales se abrirán cada cuatro años para escoger el binomio presidencial, los legisladores y los alcaldes.
Pero las denominadas primarias abiertas pueden acarrear consecuencias impredecibles más alládel ámbito constitucional, pues las propias formaciones políticas se verían expuestas a ser “viciadas” debido a que se produciría una “deserción” de sus militantes desmotivados por el hecho de que los candidatos a posiciones electivas serían elegidos por la población electoral y no por sus miembros.
Ello implicaría una dramática devaluación del papel de los partidos que tradicionalmente han sido concebidos como agrupaciones fundadas en la adhesión de sus miembros con el fin básico de la conquista del poder.
Pero, además, las organizaciones políticasverían debilitado el papel que la Constitución le otorga comomediadoresen la canalización de la voluntad de los ciudadanos.
Primeras primarias
Desde el surgimiento de las primeras primarias abiertas en Wisconsin, Estados Unidos, en 1905, este sistema ha tenido como objetivo desmantelar el poder de la llamada “oligarquía de hierro” o clase dirigencial de los partidos; sin embargo, sus consecuencias han sido disímiles y contraproducentes en algunas naciones.
En Argentina, la imposición por ley de las primarias abiertas y simultáneas y la denominada Ley de Lemas, han convertido a los partidos Justicialista (peronista) y al Radical en dos organizaciones ideológicamente “rocambolescas”, sin programas y con una fuerte personalización en sus cúpulas dirigenciales.
Este fenómeno llevó a que el pasado año Mauricio Macri se alzara con la presidencia del país, desplazando ambas organizaciones del escenario político al encabezar “Cambiamos”, una formación electoralista de reciente formación.
En Francia, en las últimas elecciones del 2012, la adopción del sistema de primarias abiertas no cumplió con el objetivo de destronar la vieja burocracia del Partido Socialista, pues los dos precandidatos fueron Martine Aubry, secretaria de esa organización entonces, y FrancoisHollande, su antecesor.
Mientras que en España, en el año 2004, el vertiginoso ascenso a la presidencia del gobierno de un joven diputado desconocido, José Luis Rodríguez Zapatero, planteó un escenario muy contrario al francés.
Pero, el ejemplo más típico de las consecuencias que podría traer para los partidos dominicanos un sistema de primarias abiertas es la elección del magnate de la construcción Donald Trump a la candidatura presidencial republicana, en los Estados Unidos.
Trump no sólo no ha sido un militante de ese partido, sino que rompe la ideología conservadora de los republicanos al oponerse a su doctrina de libre mercado y a su política exterior.
El desafío del PLD
Por el contrario, el sistema de primarias cerradas permite a los partidos desarrollar internamente sus liderazgos y robustece las formaciones políticas al pasar los aspirantes a puestos electivos por el voto de sus membresías, lo cual les otorga la legitimidad de las bases.
En el caso nuestro, sobre los hombros del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como fuerza política mayoritaria en el Congreso, pesa la enorme responsabilidad de hacer aprobar una ley de partidos que sea compatible con la cultura política y la tradición democrática del país.
No sólo se debe tener a la vista la problemática constitucional, sino que habría que sopesar muy bien en las consecuencias de una ley partidos que imponga un sistema de primarias abiertas y simultáneas, incluso desde el punto de vista de los recursos económicos de que se tendrá que dotar a la Junta Central Electoral para poder garantizar la transparencia y fiabilidad de las mismas.
UN APUNTE
La propuesta
En el año 2013 Alianza por la Democracia (APD) pidió a la Comisión de diputados que estudiaba la Ley de Partidos Políticos incluir la celebración de primarias simultáneas con listas cerradas para que todos los partidos elijan el mismo día sus candidatos.