Carta de los Lectores Opinión

Productos tóxicos

Productos tóxicos

El poder es lo más volátil que existe, según un análisis simple de la historia de la humanidad… que pocos leen y menos analizan.

Desde que el ser humano existe y logró agruparse, luchó no solo contra las inclemencias, sino también contra la supremacía entre sus semejantes, hasta la política como la conocemos hoy día que trata, más o menos organizada, de poder imponer reglas.

Justo cuando alguien en un conglomerado humano huele a poder, comienzan a rodearle fuerzas a veces indescriptibles que solo existen si hay posibilidad, incluso, dado el propio sentido común, de que esa persona en un momento dado sea apoderado de algún tipo de nombramiento o conquista social, militar, que termine decidiendo el destino de otros hombres, poblaciones, país e incluso, parte del mundo.

Quien llega al poder debe saber que justo a su lado o un poco más alejado existen otros con las mismas ambiciones y que el paso por el «podium» es temporal, a no ser que sea de los pocos reyes que existen aún en el planeta Tierra.

En las instituciones del estado dominicano los puestos son muy vulnerables, rodeados siempre por seguidores, gente fiel, adulones o conspiradores, siendo estos dos últimos los que un día se destapan para buscar reemplazos o subir en las escalas y los dos anteriores los que pueden terminar haciendo daño con los aplausos.

El funcionario debe cuidarse de quienes hablan todo el tiempo, de «lo bien que va la gestión» o «de lo mal que le va al otro», de las muchachas que comienzan a visitarle, quien sabe mandado por quien para servir de mensajeras, secretarias, o asistente de un asistente, pero que estará cerca para poder servir de la suficiente tentación como para «pecar», del «maldito» ego aupado por bien intencionados que terminan convenciéndole de que además del «decreto» puede aspirar a un cargo electivo, desenfocándole del rol asignado por su jefe máximo, a veces, el presidente de los choferes con pistolas visibles, de maestro(a)s de ceremonias que cuando le anuncian sube la voz y casi anuncia la llegada del redentor, de los escenarios dedicados a «él», de comenzar las «tradicionales dádivas» a viejitas o niños que nunca hizo, de regalos de proveedores, de los audios de voz de whatsapp, de lo que se comente en el grupo donde él sea la principal figura, de la opinión desbocada de sus seguidores, de los celulares «cerca», de los restoranes que «frecuente» y de cada palabra que salga de su boca.

Por: Fernando Buitrago

El Nacional

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