Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Carlos Manuel Estrella

Solidaridad con Haití

República Dominicana y Haití, naciones soberanas, son alas del mismo pájaro con la particularidad de compartir único territorio insular, situación que determina vínculo umbilical y obliga a convivencia pacífica, con diferenciaciones de tolerancia recíproca.
A propósito de desgracias naturales que acompañan al vecino haitiano, su territorio y población han sido devastados en últimos años, primero por el terremoto que asoló su capital y luego por inundaciones derivadas del temporal lluvioso del huracán Mathew.

Ante ambas catástrofes sus vecinos cercanos, dominicanos, han acudido solícitos con la necesaria y urgente solidaridad para tenderle la mano y suplir, dentro de limitaciones propias del tercermundismo, necesidades básicas a la población de ese estado casi fallido.

La solidaridad, como valor humano, no se reclama ni proclama, surge espontáneamente, es parte de sensibilidad individual, en este caso del pueblo, que se conmueve y actúa ante la desgracia del vecino, sin búsqueda de notoriedad ni gratificaciones, porque entonces se desvirtúa y pierde esencia.

La rápida intervención del gobierno dominicano con ayuda humanitaria para haitianos en caravana de 500 vehículos con alimentos, medicinas y enseres es demostración palmaria e irrefutable de esta solidaridad, al margen de ganancia mediática e imputaciones de discriminación.

La solidaridad implica un compromiso de ayuda y colaboración con el necesitado sin que lo solicite y asumir responsabilidad ante su padecimiento, es decir, supone acción espontánea, gesto humanista, identidad, subsidiaridad y justicia.

En este contexto moral, filosófico y de obligada convivencia pacífica de buena vecindad debe entenderse el gesto del gobierno y pueblo dominicanos hacia el haitiano en horas de angustia para damnificados por la secuela del huracán Mathew.

Los dominicanos han sido solidarios con Haití sin busca de recompensa. La gratitud o no corresponde a ellos, si es que sienten ese sentimiento hacia sus vecinos que son, en la práctica, su familia más cercana.

 

Por:  Carlos Manuel Estrella puntosyenfoques@hotmail.com

El Nacional

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