Presupuesto y justicia
Rafael Ciprián
rafaelciprian@hotmail.com
La Ley de Presupuesto General del Estado dominicano, correspondiente a este año 2014, como todas las anteriores, dejó al Poder Judicial sin posibilidades reales de materializar las aspiraciones de sus autoridades. De un estimado de ingresos nacionales de RD$423,875,606,120, con una proyección de gastos de RD$501,584,629,753, lo que genera un déficit presupuestario de RD$77,709,023,633, se le asignó al llamado Tercer Poder del Estado la suma de RD$5,122,202,828 para este período. Los jueces, funcionarios administrativos y empleados del sistema de justicia deben estar conscientes de que la Justicia sigue siendo, en términos de la visión de ingresos y gastos oficiales que tienen nuestros políticos, la Cenicienta de los poderes públicos.
En una democracia madura sucede todo lo contrario. Se comprende que la Justicia es el puntal esencial de la sociedad. No puede haber ni paz social ni equilibrio político ni estabilidad institucional ni desarrollo económico ni progreso humano en el país si primero no existe un Poder Judicial fuerte, independiente, imparcial, eficiente y eficaz. Esto lo saben hasta los menos instruidos.
Todos debemos comprender que la democracia no es solo un sistema social, económico y político, sino un modo de vida. Son las ideas, la práctica y los hábitos democráticos los que permiten que los pueblos alcancen niveles de vida dignos. Y no es posible lograrlos sin una justicia que sea capaz de darle a cada uno lo que le pertenece.
Nuestro Poder Judicial, en el ámbito económico, sigue dando pena. Pero en términos de su incidencia social es determinante para la suerte presente y futura de los dominicanos. Sin una justicia confiable nadie está seguro. Su vida, sus bienes materiales y espirituales; su tranquilidad y su felicidad penden de un hilo, o de la voluntad de un desaprensivo que busca sobrevivir en una situación de agonía.
Con el presupuesto asignado a la Justicia en este año hay que hacer magia para llenar las expectativas mínimas que se tienen. La creación de nuevos tribunales, el aumento del número de jueces y el incremento de sus sueldos, la construcción, reparación y adecuación de las plantas físicas, el equipamiento de las áreas de trabajo, la capacitación continua de los servidores judiciales, etc., serán sensiblemente afectados por el bajo presupuesto que se ha recibido.
El magistrado Mariano Germán Mejía, presidente de la Suprema Corte de Justicia y del Consejo del Poder Judicial, afirmó en su discurso del pasado día 7 que no se rendiría, a pesar de las penurias económicas con que debe manejarse. Y afirmó que aprendió a gastar menos y hacer más. Debemos confiar en su capacidad para enfrentar, con el apoyo militante de todos, este gran desafío.
Sabemos que el licenciado Danilo Medina, presidente de la República, ha dado pruebas de que le interesa que el Poder Judicial juegue el rol que le corresponde. Pero la realidad es dura y tozuda. La suerte está echada.
