Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Razones del referendo

 

La Constitución, por su jerarquía normativa, por el rol que juega en la regulación de las relaciones de poder y por su misión en la protección de los derechos fundamentales, está siempre sometida a los vaivenes de las interpretaciones y de la lucha de intereses políticos. No puede ser de otra manera. Y por eso muchos gustan de hacer discusiones bizantinas con los postulados de la Carta Magna.

Ahora el país está sometido a los trajines de una nueva reforma a la Ley Sustantiva para reinstalar la reelección presidencial. A nadie debe sorprender que el gobierno impulse esa nueva revisión constitucional, porque de las treinta y ocho que hemos tenido todas han estado impulsadas, directa o indirectamente, por la intención de prolongar en el poder al grupo político dominante del momento.

Pero el punto neurálgico del actual debate político-constitucional está en que el sector que se opone a la reelección sostiene que sin referendo aprobatorio no es válida la reforma planteada al Pacto Fundamental.

Y sostiene que la modificación del artículo 124 de la Constitución afectaría el derecho fundamental a elegir y ser elegible, lo que impone el referendo aprobatorio, conforme al artículo 272 de ese Texto Supremo. Por ahora no nos ocuparemos del carácter orgánico o no de la ley que declara la necesidad de la modificación constitucional, que es otro punto en discusión.

Nuestro criterio constitucional difiere de ese planteo. Somos de la opinión de que solo se cambiaría el estatuto que rige el tiempo de duración del presidente de la República, lo cual entra en la parte orgánica de la Constitución. Es diferente a la otra parte, que trata de la materia regulatoria y de los derechos fundamentales. Ya desarrollamos en otra entrega de esta columna los fundamentos de esa posición. No es necesario replantearlos.

Sin embargo, por razones distintas a las esgrimidas por el sector que se opone a una repostulación presidencial del licenciado Danilo Medina, vería con agrado que se realice el referendo aprobatorio. Primero, porque solucionaría la crisis innecesaria que existe en el partido gobernante. Segundo, porque el más favorecido sería el presidente Danilo Medina, ya que no tiene nada que temer, según la altísima popularidad que posee.

Tercero, porque se legitimaría la reforma constitucional con una directa participación popular, y no solo con la formal representatividad de los congresistas. Cuarto, porque el pueblo tendría la oportunidad de ejercitarse de manera provechosa en una novedosa modalidad de participación democrática, que le permitiría adquirir mayor experiencia y conciencia de lo que es como sujeto social y político, y de lo que le corresponde en un régimen como el que tenemos. Quinto, porque nadie se opondría a ese referendo aprobatorio si el Presidente ordena que se realice.

En las sociedades civilizadas, los políticos inteligentes hacen lo que conviene a la colectividad, aunque no estén obligados a realizarlo.

El Nacional

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