Orión Mejía
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El partido
En una breve caminata por la historia reciente de América Latina puede observarse los estragos del derrumbe institucional provocado por el colapso de partidos políticos tradicionales que servían de sostén a edificios de la democracia, la mayoría de los cuales presentan todavía severos agrietamientos cuya reparación tardará muchos años más y otros quedaron en condiciones inservibles.
Desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia, la mayoría de las instituciones partidarias fundamentales perecieron o quedaron virtualmente inhabilitadas a causa de una pandemia generada por la combinación de varias enfermedades o vicios que contrajo el liderazgo político latinoamericano, entre los que resaltan, corrupción, grupismo, caudillismo, individualismo y acelerada derechización.
La epidemia arrasó con estructuras partidarias de Suramérica y Centroamérica, lo que causó convulsiones políticas y sociales, que cambió de manera significativa el curso de la historia, para bien o para mal, en Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Venezuela, El Salvador, Nicaragua, Uruguay, Paraguay, Honduras, entre otras naciones.
Aunque dispone de un espacio democrático relativamente sólido, República Dominicana no sería la excepción en ese comportamiento accidentado que ha caracterizado a la partidocracia del continente. Por el contrario, ya se observan síntomas preocupantes de esa epidemia que han infectado y hecho convulsionar al Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Se supone que el mismo día de fundado por el profesor Juan Bosch, hace 40 años, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fue vacunado o inmunizado contra ese tipo de infección muy común entre la pequeña burguesía, con un tipo de inmunizante que el líder bautizó con el nombre de Métodos de Trabajo, que no era más que un conjunto de normativas que deberían ser respetadas y preservadas como niñas de propios ojos.
Ese decálogo de ejercicio político basado en la ética, pluralismo, centralismo democrático, libertad de expresión, preeminencia del partido sobre el individualismo o grupismo y elevado sentido de servicio a la causa y el propósito de completar la obra inconclusa de Juan Pablo Duarte, ha sido o ha debido ser la razón principal por la cual el Partido de la Liberación Dominicana ha dirigido los destinos de la nación por cuatro periodos.
Las elecciones internas para escoger a 168 nuevos miembros del Comité Central peledeísta constituyeron uno de los sucesos políticos más notorios de las últimas décadas, clara señal de que ese partido es depositario de la confianza de la mayoría del pueblo dominicano que cifra en él su esperanza de poder dar el gran salto hacia adelante.
