Opinión

Ramonet (y II)

Ramonet (y II)

Por qué están teniendo Lula y Dilma tantas dificultades en Brasil? ¿Por qué las crisis en Venezuela? ¿Por qué en Bolivia, la Argentina?
La respuesta a estas interrogantes parecería justificar el histórico desdén de las clases altas por las masas populares, a las cuales han mantenido en un estado de semiesclavitud asalariada desde hace siglos.

Si educas a una persona aspirarás a mas, y no le basta con que le recuerdes que una vez fue analfabeta, o sus padres eran campesinos sin tierra, o que nadie en su familia fue a la universidad. Si van a la universidad es para conseguir un trabajo que garantice su acceso a los bienes de consumo, incluyendo los bienes culturales, esos a los cuales también tienen derecho.

Y derecho tienen, desde 1948 cuando los países suscribieron la Declaracion Universal de los Derechos Humanos: igualdad, educación, trabajo, cultura, la alegría, la belleza, los ríos, el agua, las playas, al medioambiente que la voracidad minera les degrada.

A falta de una Revolución que limite las ganancias innecesarias de los superricos, (uno por ciento de la población norteamericana posee mas que 90 por ciento la humanidad) los gobiernos progresistas tienen que reprogramar los presupuestos nacionales para que puedan cubrir las necesidades elementales de la población, lo cual pudo hacer Chávez con el petróleo, o Brasil y Argentina con la soya y el sorgo, gobiernos cuyos logros sociales son de antología.

¿Lecciones a aprender?
1.-Lo asistencial y reivindicativo no basta si no va acompañado de un incesante proceso de educación, que enfatice los bienes del país como propiedad colectiva, no como dádiva a la mendicidad.

2.-La gente no cree en los mesianismos. Apoya a quien le ayuda y lo entiende como responsabilidad gubernamental, no como bondad presidencial, o destino.

3.-Las masas se agotan de liderazgos largos. En un mundo cambiante donde predomina la imagen, las nuevas generaciones no tienen paciencia para discursos interminables, para agradecimientos por lo que le corresponde, por la falta de carácter frente a problemas que afectan a todos, como el robo de lo público, el colapso de la infraestructura pública: escuelas y hospitales, el mal funcionamiento de todo lo que debería ser colectivo.

4.-El poder, como podemos concluir, es tarea compleja y fluctuante, y los sectores que lo han ejercido históricamente tienen todos los medios a su alcance (sobretodo mediáticos) para la manipulación masiva, para el descrédito y la descalificación, para la conversión de héroes o heroínas en villan@s en cuestión de días.
5.-La justicia social tiene sus reglas y las elecciones son coyunturales y manipulables, pero el veredicto de las masas, desinformado o no, manipulado o no, reprimido o no, está al acecho. No entenderlo es moralmente suicidarse.

El Nacional

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