Por lo extrañas que resultaron, de ninguna manera se pueden pasar por alto las protestas frente al Palacio Nacional contra la aprobación en el Senado del Código Penal.

Esto así porque el presidente Luis Abinader no solo ha sido un abanderado de las tres causales del aborto, sino que dejó ver que no promulgaría la pieza, en caso de haber sido convertida en la ley por la Cámara de Diputados, porque entendía que precisaba de una discusión más amplia y de consenso.

Sin embargo, en lo que algunos creen que se trata de una estrategia de sectores políticos y sociales para generar malestar, el escenario para llamar la atención no fue ni siquiera la Plaza de la Bandera, sino la explanada del Palacio Nacional.

Ahora que se han anunciado otras protestas sociales sectores oficialistas no descartan que los movimientos puedan guardar algún tipo de relación para empañar la juramentación de Abinader el 16 de este mes.

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Es inaudito que se haya amenazado con protestas hasta en demanda de un alza en los pasajes de los vehículos públicos, como la formulada por el presidente de Fenatrano, Juan Hubieres.

Las protestas forman parte del sistema democrático, siempre que se cumplan procedimientos que incluyen respeto al orden público.