Cuando se escribe un tipo de libro como “30 años de raro periodismo”, de Mario Méndez, se rompe con una tradición de larga data en el país. ¡Y de la mejor forma! Me explico: Se rompe con la tradición funesta y oprobiosa de guardar silencio y de no relatar ciertos acontecimientos y hechos que van tejiendo la historia.
No hablar de ciertas canalladas, no contar las intríngulis de algunas oscuras negociaciones, caer en ese abismo de que aquí no ha pasado nada y no señalar a los protagonistas de acontecimientos que afectan a todos, es una irresponsabilidad. Y Mario no ha caído en ella.
He conocido personajes importantes en el ámbito político que harían un gran favor a las nuevas generaciones si contasen con lujo de detalles su participación y sobre lo ocurrido en determinados momentos históricos en el país.
Pero, ni el estar próximos a la tumba y a vestir en un futuro una mortaja, a jaque y mate de la muerte, les ha quitado el vestido del conservadurismo.
Cuando Joaquín Balaguer le dijo a Fernando Alvarez Bogaert: cuidado si tocas esa tecla, porque te hundes, cuánto lamenté yo no ser el pianista. Hasta la fecha el señor Bogaert no ha sido ni el más mediocre de los concertistas.
El hombre público dominicano, tan dado al escándalo y al desparpajo, cuando se trata de ser honesto y sincero a la hora de escribir sus memorias, se vuelve silencioso, tenebrosamente comedido, muy contrario al norteamericano que se expresa libremente y que nos deja saber qué ha pasado en un tiempo determinado de la existencia, no importa el estremecimiento público que esto produzca.
Saludablemente Mario Méndez no ha caído en este tipo de conducta y por eso ha parido este “30 años de raro periodismo”, donde uno se da cuenta que habla de manera libre, que no busca estar bien con Dios y con el Diablo. Sitúa responsabilidades, cuenta hechos. Facts, facts, queridos amigos, como diría un personaje cómico que en mi infancia amé tanto.
Pero, más que delatar, el libro de Mario Méndez relata de manera fresca y pormenorizada un conjunto de hechos políticos y económicos que explica el descalabro que hoy afrontamos como nación.
Ahí están los nombres, los hechos, las acciones, los fríos números, el honorable y el bandido dándose la mano en la rueda de la historia que no es más que maraña de días oscuros e instantes luminosos.
Verbi gratia: Con relación a la oscura venta y privatización de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, el libro “30 años de raro periodismo” ofrece una excelente explicación sobre aquella maraña, que hasta el día de hoy ha prolongado la deficiencia en el sector energético del país. Ofrece el periodista Méndez una excelente crónica de las negociaciones y un vistazo desapasionado y veraz sobre tales acontecimientos.
No puede tener un título más apropiado el libro, pues uno se da cuenta que está ante un personaje que a pesar del puesto ejecutivo que ha desempeñado en un periódico por más de tres décadas.
ha ejercido un tipo de periodismo distinto, atípico, raro, como lo querido llamar él mismo. Quienes conocemos a Mario sabemos que este libro no es una apología al yo, ni un situase como el periodista más serio, sino que de manera indirecta nos recuerda cuán rara es la integridad en el medio periodístico dominicano.

