Luego de que el cáncer de endometrio arrebatara la vida de su madre, ella decidió poner todo su esfuerzo para prevenir y combatir la terrible enfermedad entre las mujeres de su comunidad. Al ver que su matrimonio estuvo a punto del colapso, una pareja con valores restablece su relación y ayudan a miles de cónyuges en conflicto. Y cuando la pobreza acorrala a las familias de su sector, una joven mujer entrega todo de sí para dotar de las herramientas que permitan a los integrantes de esos hogares enfrentar ese flagelo.
El primer caso tratan de la doctora Milagros Reyes, que al perder a su madre por el asesino silente del cáncer, funda en la empobrecida comunidad de Los Frailes, en Santo Domingo Este, la Asociación de Mujeres en Prevención del Cáncer Cérvico-Uterino, a través de la cual ha salvado decenas de vidas, al detectar a tiempo la enfermedad mediante la práctica de más de dos mil papanicolaou y la entrega de medicamentos de forma gratuita.
“Pienso que el Señor puso el don de servicio en mi vida, y por eso me dije: yo voy a combatir el cáncer de cuello de útero en la comunidad”, señala.
Por otro lado, César Curiel cuenta que la inquietud de promover los valores en la familia la debe a una situación difícil que vivió en su matrimonio, que casi lo llevó al divorcio. Sin embargo, y paradójicamente, la amarga experiencia le condujo a reorientar su vida junto a su esposa, Fanny Veloz, y ambos decidieron dedicarse a ayudar a otras parejas que confrontan situaciones superadas por ellos hace ya 22 años.
“En la medida que hay matrimonios sólidos, que pueden reorientarse en el amor, asimismo vamos a tener familias sólidas, cuyos integrantes van a ser mejores ciudadanos”, asegura.
Desde la Fundación Matrimonio Feliz, César y Fanny, junto a los hermanos Hidalgo y Salvador Gómez, recorren el país para reunirse con parejas de esposos en parroquias, colegios y clubes para ayudarles a superar conflictos conyugales. El proyecto ha impactado de forma positiva en su accionar a más de 15 mil parejas, al fortalecer los valores que permiten la paz y unión familiar.
Otra muestra de desprendimiento y sacrificio por el bienestar de los demás lo encarna Teresa de Jesús Sánchez, quien preocupada por la pobreza que afecta a los residentes en la Rivera del Jaya, en San Francisco de Macorís, decide trabajar como voluntaria del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli). Desde allí, acompaña a 50 familias (en cada ciclo) en su proceso de desarrollo integral a través de educación, salud, formación humana y emprendimiento.
“Para mí ser voluntaria y trabajar con las familias es muy importante…ese siempre fue mi sueño: trabajar orientando a las familias, y Prosoli me ha permitido cumplir ese sueño”, sostiene.
Los tres casos, que podrían parecer diferentes, tienen en común el arduo trabajo social desinteresado enfocado en lograr la cohesión y justicia social entre los residentes de sus respectivas comunidades: la labor social voluntaria.
Las acciones de César, Milagros y Teresa, junto a 10 personas más, cuyo objetivo de vida es la labor altruista para beneficio de los más necesitados, les valieron el reconocimiento al Premio Voluntariado Solidario, entregado el pasado 4 de diciembre por la vicepresidenta de la República, doctora Margarita Cedeño de Fernández, en un acto que tuvo lugar en el Palacio Nacional.
César obtuvo la máxima distinción: El Gran Premio al Voluntariado Solidario. Mientras que Milagros fue galardonada en el renglón Mujer; y Teresa en Reducción de la Pobreza.
El trabajo social orientado a la salud, educación, desarrollo comunitario, medioambiente y recursos naturales, niñez,mujer, así como las acciones dirigidas al arte y lacultura, inclusión, participación ciudadana, reducción de pobreza, juventud y responsabilidad social empresarial, fueron reconocidas en la segunda versión del galardón.
Para la vicepresidenta Cedeño de Fernández, el servicio voluntario es de gran valía para la nación, pues representa las realidades concretas que contribuyen a cambiar el país al mejorar las condiciones de vida de miles de dominicanos día tras día, a través del trabajo arduo, tesonero y solidario de los voluntarios.
“Ser un voluntario es tener un corazón solidario con las necesidades de las personas más vulnerables, es emprender con sus manos las acciones que se requieren para cambiar lo negativo en positivo, es desconocer el significado de la palabra propia, porque solo se piensa en colectivo. Es amar a las personas por el simple hecho de ser personas”, manifestó Cedeño de Fernández durante la entrega de reconocimientos.
De igual forma merecieron el reconocimiento Wendy Ventura Naut, en la categoría de Responsabilidad Social Empresarial; en Desarrollo Comunitario, Luisa Medrano; en Salud, Liddy Aida Kiaty Figueroa. Mientas que en Preservación del Medioambiente recibió el Premio al Voluntariado Solidario Luis Carlos López Calcaño; en la categoría Juventud fue premiado Emmanuel Rosado; en Inclusión, BennaliceKatz García; y en Participación Ciudadana, Darlyn Antonio Bueno.
De igual manera, en el renglón Niñez recibió el premio Génesis Mañón; en Cultura, Adelso Reynoso; mientras que en la categoría Educación fue reconocida Luz del Carmen Fernández.
El Día Internacional del Voluntariado se celebra en todo el mundo el día 5 de diciembre, y en el país desde el pasado año, de conformidad con la Ley.

