Descritos en El hombre representativo, de Ralph Waldo Emerson. Obra en la que el filósofo norteamericano del siglo XIX indica los factores que dan autosuficiencia, calidad humana y conectan efectiva e inquebrantablemente al individuo con la sociedad y la naturaleza.
Ser ideal que encarna ciertas cualidades y virtudes que le acompañarán toda su vida, en cuanto le son inherentes por formación y carácter. Con una visión clara y profunda de la vida es capaz de comprometerse con las causas más elevadas e inspirar a otros a seguir su ejemplo.
Asume el pensamiento crítico y la reflexión, buscando el conocimiento y la verdad. Artista, creativo y apasionado en su dedicación, mostra cómo el arte es la forma más alta de la experiencia humana. Incluso en el quehacer científico y tecnológico.
Esto, a decir del propio Emerson, lo convierte en guía para otros. Así es capaz de motivar y dirigir a la comunidad hacia un propósito mayor. Hombre de acción que traduce sus ideas en tareas concretas, demostrando que la teoría se hace apenas útil en los resultados.
Referente necesario que bien demanda nuestra sociedad. Por tanto, constituye un pilar fundamental. Lo encuentras en las diferentes ramas profesionales, a saber, medicina, comunicación, el derecho, religión, militar, política, economía, en fin. Minar la fe en sus puntales es como destruirlos por completo todos y cada uno.
Estamos hablando de personalidades y valores, reconocidos y apreciados durante décadas, cuya consistencia y reciedumbre nos representan dignamente por su calificación profesional y comportamiento personal. La caparazón en la que se protegen está en ellos mismos. El tiempo otorga cálida, indefectiblemente, es un flanco inviolable.
Sin embargo, dejar su evaluación y examen en manos de improvisados manejadores de las redes sociales es una barbaridad a toda vista inaceptable. Son herramientas poderosas que manos equivocadas alimentar la desinformación y el odio, permitiendo que grupos o individuos ataquen la reputación de otros sin calidades ni pruebas.