Los consensos suelen ser resultado de la imposición emanada del poder que ser ejerce autoritariamente. El consenso es fruto del miedo que impone el terror.
No hay consenso en los regímenes auténticamente democráticos, donde el disenso es natural, surge del llamado libre albedrío de cada uno.
Dicen que “cada cabeza es un mundo”. Eso no siempre es cierto, como tampoco es cierto que “la mayoría siempre tiene la razón” porque el pueblo no se equivoca, es soberano y siempre tiene la razón. No, nada de eso es verdad.
El presidente Luís Abinader le ha presentado al país una propuesta para reformar la Constitución de la República. La mayoría de los ciudadanos está de acuerdo con la idea del Ejecutivo.
Sin embargo, la oposición que encarnan el Partido de la Liberación Dominicana y el Partido Fuerza del Pueblo, no. dicen que la Carta Magna no debe ser tocada, porque todo está hecho por los siglos de los siglos, como si la sociedad no fuera dinámica, cambiante, evolutiva con el tiempo y el desarrollo de los pueblos.
Los opositores al cambio constitucional no tienen razón, ni calidad política, ética o moral, para protestar. Dicen, por ejemplo, que la independencia del Ministerio Público está garantizada. ¡Mentiras del Diablo! Tanto Danilo Medina como Leonel Fernández, usaron ese organismo para su beneficio personal, blindándolo para que la justicia no pudiera tocarlos sentándolos en el banquillo de los acusados y encerarlos en la cárcel.
Los procuradores generales designados tanto por Medina como por el padre de la corrupción moderna, Leonel Fernández, fueron dirigentes o amigos de ellos, a saber, Mariano Germán, Redhamés Jiménez, Ramón Pina Acevedo, Francisco Domínguez Brito, Abel Rodríguez del Orbe, y, para coronar, al inefable Jean Alan Rodríguez. Y para terminar el blindaje, tanto Danilo como su socio y enemigo íntimo, Fernández, designaron a militantes y dirigentes del PLD como ministerio público en todas las provincias, lo mismo hicieron con los jueces, principalmente de las mal llamadas “Altas Cortes”.
Lo he dicho muchas veces, y no me cansaré de decirlo, el “cambio” del PRM y del presidente Abinader, debió comenzar por el Sistema Judicial.
Había que revolucionarlo, si de verdad se pretendía hacer justicia. (Aun los jefes del desfalco a que fue sometido este país les enrostran a los ciudadanos sus inmensas fortunas).
Creo que la reforma constitucional ha debido ir más lejos de lo que plantea el gobierno, no sólo en lo relativo a la reelección presidencial, con lo que estoy de acuerdo, sino con unificar las elecciones, con lo que también estoy de acuerdo, pero también con modificar lo relativo al 50 más uno.