Que los efectos de la pandemia del coronavirus no hayan afectado el flujo de remesas en los primeros cinco meses de este año es más que satisfactorio porque, en honor a la verdad, no era lo que se preveía.
El temor era una caída en el envío de divisas de los residentes en el exterior por la pérdida de empleos y todas las restricciones económicas y sociales derivadas de la pandemia.
Pero por diferentes factores el flujo de 2,371 millones de dólares fue según el superintendente de Bancos, Luis Armando Asunción, similar al de 2019. Con las medidas que se han tomado y la estricta supervisión de las operaciones bancarias las remesas contribuyen a la estabilidad del sistema financiero.
En lo que les concierne las autoridades deben sentirse más tranquilas con el aporte a la paz y el desarrollo que significan las remesas, de las que se sostienen muchas familias en el país.
El Nacional
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