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Río Nizao, contaminación alarmante

Río Nizao, contaminación alarmante

Sentirnos libres nos lleva a recorrer hermosos rincones del país que nada tienen que envidiar a otras naciones del mundo, en esas andanzas, de repente, hay lugares que nos impactan, como es el río Nizao.

Haciendo el recorrido de 83 kilómetros desde el cruce de Ocoa hasta Piedra Blanca, Bonao, llama la atención el área del acuífero en la zona del puente Las Avispas, en la comunidad del mismo nombre, perteneciente al municipio de Rancho Arriba, de San José de Ocoa, por ser una zona de balneario que muchos visitan.

Lo intransitable de un tramo de la carretera, por las piedras y el polvo que cubre el verdor de la vegetación, no logran mermar la belleza de la zona, donde están enclavadas varias comunidades empobrecidas entre ellas Las Avispas.

Tras descender al área del balneario, tremenda sorpresa, el cauce del río está tan diezmado que semeja una persona que para reducir su peso se realizó una de las tan demandadas en estos tiempos, cirugía bariátrica.

Pero la mayor sorpresa fue la cantidad de embases plásticos desechables que se encontraban en esta zona del río Nizao, convirtiéndose en una amenaza más para este afluente que por décadas ha languidecido fruto de la desforestación, la extracción irregular de agregados, los asentamientos humanos desorganizados y la falta de planes para conservarlo.

En sus enturbiadas aguas dos o tres mozalbetes que al notar nuestra presencia treparon hasta la parte más elevada de un risco para lanzarse de “puya”, como acostumbrábamos a decir cuando aún la juventud nos favorecía, en nuestra comunidad natal.

A estos jóvenes no les importaba que el agua estuviera sucia y llena de plásticos, se confundían con estos, mientras que en una de las orillas, tres personas, una de ellas un poco mayor y dos más jóvenes compartían varios paquetitos de galletas con un pedazo de salamí, ah eso sí, sin dejar de tirar río abajo las envolturas y la funda de rayitas en que llevaron sus alimentos para mitigar su hambre.

Un poco más afuera, varios hombres y muchachonas en una yipeta, degustando par de picapollos, el acostumbrado musicón y para no romper el patrón tirando los embases plásticos en cualquier lugar de la orilla del río.

Nos quejamos de las autoridades, y con mucha razón, no educan correctamente a la población, vaya usted a saber por qué, bueno todos lo sabemos, pero nosotros como ciudadanos tenemos que poner de nuestra parte para evitar que la basura, nuestra basura, llegue a las cañadas, ríos y océanos.

Mis acompañantes y yo “fuimos por la lana y salimos trasquilados”, fuimos a ver la belleza que suponía aquél balneario debajo del puente Las Avispas y lo que encontramos fue basura por doquier, la basura que preocupa a los que pensamos en el medio ambiente, en lo que vamos a dejar a las nuevas generaciones, al futuro del mundo.

El río Nizao tiene una longitud de 133 kilómetros, nace en la Cordillera Central a una altura de 2,560 metros sobre el nivel del mar, tiene 9 subcuencas distribuidas en 10 municipios que incluyen territorio de las provincias: La Vega, Peravia, San Cristóbal y San José de Ocoa. Desemboca en el mar Caribe.

Esta fuente de agua abastece las presas de Jigüey y Aguacate que en conjunto generan 490 GWH al año.
A las autoridades les dejo la pregunta ¿opinan ustedes que debemos preservar este y otros ríos del país, a propósito de la sequía que padece República Dominicana?