Semana

ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

El uso de la lengua latina

 

RAFAEL PERALTA ROMERO

rafaelperaltr@gmail.com

(3/3)

El Ave María, que aparece en latín de manera muy ostensible en la pared frontal de la basílica-catedral de La Altagracia, en Higüey, ha sido identificado por el autor de este libro en la catedral Santa María de la Encarnación, en Santo Domingo, (arco de la puerta norte) mientras en la catedral Inmaculada Concepción, en La Vega, la Salutación del Ángel aparece distribuida en cada puerta.

Se entiende que monumentos religiosos, la Nunciatura Apostólica, el Altar de la Patria, los viejos hospitales, colegios, publicaciones científicas, y hasta el Faro a Colón – relativamente recién erigido- ostenten escrituras en lengua latina, pero ¿qué motiva a propietarios de negocios privados –ajenos a lo académico y lo religioso- a escoger palabras y expresiones de esa lengua para nombrar sus establecimientos?

Mire algunos ejemplos que ha registrado el profesor Luis F. Cruz: Columbus Plaza, Mundi taxi, Magna Motors, Radio Supra, Cafetería Petrus, Omni tour, Terra Bus, Aquacentro, Editora Regina Caeli, Librería Thessaurus, Editorial Stella.

¿Qué pasa con el latín en los demás países de habla hispana? Este libro no ahonda en ello, puesto que ha focalizado su investigación hacia la República Dominicana. Pero así como Higüey tiene su Palacio de “Ivsticia”, en cualquier parte se habla de “virus” como un veneno, una declaración de principios es un “credo”, en la tarde se reza el “Ángelus”, en la cuaresma se realiza el “via crucis”, a determinados pacientes los médicos los tratan con “placebos”, exceptuando, por supuesto, a los que padecen “delirium tremens”.

El “curriculum vitae” de toda persona concluye el día que tras ser encontrada de “rigor mortis” se graba sobre una lápida la inscripción R.I.P. (requiescat in pace). A partir de entonces lo que se haga para esa persona será “In memoriam”.

Un prólogo no puede tocar más que “grosso modo” el contenido de un libro, no obstante el lector que lo explore “in extenso” puede corroborar o desmentir las ideas del prologuista sobre el mismo. Respecto de El uso de la lengua latina, de Luis F. Cruz, puede afirmarse con plena seguridad que se trata de un libro necesario, resultado de una investigación escrupulosa.

En esta obra he conocido la sabia expresión: “El latín es una lengua muerta de uso universal”, con la que es fácil estar de acuerdo. Razón suficiente para aceptar que este libro sea tenido como un “vade mecum” (Va conmigo) para profesionales de distintas áreas del saber, sobre todo para quienes tenemos la palabra como instrumento de trabajo, cual reza la dedicatoria.

El evangelista Lucas relata la visita de María a su prima Isabel, ocasión en la que, según el relato, la madre de Jesús entonó un cántico de alabanza que comienza diciendo: “Engrandece mi alma al Señor…”. Ese verso, en lengua latina, ha sido tan divulgado entre los dominicanos, que ha adquirido la condición de frase interjectiva o de asombro.

De ahí que ponderando la iniciativa que ha cumplido el maestro Luis F. Cruz con su libro El uso de la lengua latina, el sentimiento y la razón nos impulsen a exclamar, pletórico de jubiloso asombro: “Magnificat anima mea Dominum”.

El Nacional

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