Opinión

¿Se diluye la patria?

¿Se diluye la patria?

En casi todos los idiomas, los versos más enternecedores han sido plasmados para enaltecer el amor a la patria. Nuestros héroes americanos derrocharon valor en guerras sangrientas y desiguales para forjar naciones independientes. Perdurables deben de ser las enseñanzas de Duarte cuando exclamó »Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos acordes en estas ideas; destruir la nacionalidad, aunque para ello sea preciso aniquilar a toda la nación».

El gran héroe cubano José Martí, quien siempre concibió el concepto de Patria como agonía y deber, escribió: » El amor madre a la patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba, es el rencor eterno a quien la ataca».

Nuestra Salomé Ureña enseñó a toda una generación a venerar la patria con un amor febril al terruño que la vio nacer. En mi ofrenda a la patria escribió: » Hace ya tanto tiempo…silenciosa sí, indiferente no, patria bendita, yo he seguido la lucha fatigosa con que llevas de bien tu ansia infinita.». Esa es la realidad, nuestros grandes hombres y mujeres del siglo X1X dieron pruebas inequívocas de amor a la patria.

A principios del siglo XX, la postura asumida por Francisco J. Peynado, Moises García Mella, Don Américo Lugo, Francisco Henriquez y Carvajal, Gregorio Urbano Gilbert, Máximo Cabral, Cayo Báez, Fabio Fiallo, el siempre olvidado Eugenio Kunhardt, Alejandro Nouel en representación de la iglesia y toda la prensa nacional y otros dominicanos que enfrentaron la intervención norteamericana del año 1916 con valor inaudito, constituyó un gesto inolvidable de patriotismo. A sangre y fuego y con amor desenfrenado a la patria se forjó la tercera República

Hoy, en pleno siglo XX1, la pregunta es obligada: ¿Porqué se diluye el amor a la Patria? ¿ Qué fuerza tan poderosa ha influido para que cada día nos apartemos de los ideales de nuestros padres fundadores de nuestra nacionalidad?

La respuesta es académica y requiere de varias entregas, pero huelga decir, que Jean Froncois Lyotard en su »Condición Postmoderna» estableció que con la muerte de los grandes relatos, desaparecen los paradigmas de los grandes héroes y van al zafacón el amor a los valores forjadores de soberanías. Se ha creado todo un sistema engatusador que inmoviliza a los pueblos y los hace partícipe de laissez faire, laissez passer.

Pienso que el proceso de globalización fue el golpe mortal para barrer con las fronteras y hacer cada día más caducos los conceptos de patria y soberanía. Existe todo un esquema teórico bien organizado de legitimación a las inconductas de la clase política y los dueños de la aldea global.

El Nacional

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