Opinión

Se posterga la crisis

Se posterga la crisis

En múltiples artículos periodísticos señalé que en la noche del 22 de mayo de 2012, cuando Hipólito Mejía se dirigió al país para no decir nada, pudo trancarse el juego y provocar un escenario de negociaciones políticas y rescatar las instituciones democráticas, hoy secuestradas por el Partido de la Liberación Dominicana.

Los resultados de los comicios del 2012 fueron espurios. Se desguañangó la economía nacional, dejando un déficit presupuestario superior a los 200 mil millones de pesos, para comprar voluntades mediante prebendas y dádivas. Los números, sin embargo, no cuadraban y el PLD tiró a las Fuerzas Armadas a la calle el mismo día 20 de mayo a comprar cédulas, a perseguir y a reprimir a opositores. Y se fabricó una sospechosa mayoría electoral.

(El doctor Peña Gómez fue despojado de su triunfo electoral en 1994, pero forzó el cambio de la Junta Central Electoral y el Pacto por la Democracia, el cual establecía una serie de condiciones, entre las cuales estuvo la celebración de nuevas elecciones, después de rechazar la propuesta del dos y dos formulada por Balaguer).

Si Hipólito Mejía no tuvo la visión de interpretar y plantear condiciones al matadero electoral del 2012, por lo menos los demás líderes de la oposición tenían que dar una adecuada lectura a la situación política del país y unirse en torno al propósito de luchar por el restablecimiento de las instituciones dominicanas.

Empero, en todo momento prevaleció el egoísmo y el individualismo. Y sólo (como si ahí radicara el problema) procuraban ser candidatos presidenciales, pese a que las condiciones son extremadamente desfavorables para la oposición, por la falta de equidad y la ausencia total de árbitros.

Faltando 35 días para la contienda electoral, la oposición luce dispersa y débil. Permitió, ante la ausencia de estrategia común en torno a los problemas nacionales, que el PLD se fortaleciera en todos los órdenes del 2012 al 2016. Se trata de cuatro años perdidos y se posterga la crisis no se sabe hasta cuándo, mientras estemos observando conservadurismo e individualismo.

El Nacional

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