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Si fuera político estaría en el PRD

Si fuera político estaría  en el PRD

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El presidente Juan Bosch redactó y promulgó la Constitución más progresista que registra el país, proclamada por el Congreso el 29 de abril de 1963, solo igualada en civismo por la de 1857 de Santiago de los Caballeros divulgada en Moca, redactada por el jurista Benigno Filomeno Rojas, uno de los presidentes del Gobierno de la Restauración, incorporando límites a la propiedad rural, precio tope del azúcar, no reelección y enseñanza laica.

Era una Constitución propia de un gobierno surgido por las armas, no por los votos, que añadiendo la terquedad reconocida de Bosch para pactar con la cúpula militar, malogró a los siete meses, el 25 de septiembre de 1963, con la participación culpable de la oligarquía y la Iglesia Católica, el primer gobierno democrático desde que en 1924 fue electo el presidente Horacio Vásquez.

El PRD lideró la revuelta del 24 de abril de 1965 que depuso al gobierno espúreo criminal y corrupto de El Triunvirato que presidió el empresario de vehículos Donald Reid Cabral y que determinó la segunda intervención del imperio en nuestro país en el siglo XX, cuando sus tropas desembarcaron el 28 de abril de 1965, y los militares constitucioanlistas liderados por el artífice de desalojar a los usurpadores del poder, coronel Rafael Tomás Fernández y luego por el coronel Francis Caamaño que fueron los protagonistas militares señeros de la guerra patria, y el doctor José Francisco Peña Gómez fue el líder insurreccional del episodio cumbre del siglo XX.

El PRD perdió las elecciones del primero de junio de 1966 del presidente Joaquín Balaguer, y el presidente Bosch confió al suscrito que hubo de acudir al certamen electoral a sabiendas que perdería, pero que era la única manera de concluir con la afrentosa intervención del imperio, dispuesta por el presidente Lyndon B. Johnson, que ordenó traer del exilio de Nueva York al doctor Balaguer para que ganara las elecciones y pusiera fin al estado de zozobra del país.

El PRD hubo de abstenerse concluir a los certámenes electorales de 1970, en la primera por disposición del expresidente Bosch, sin justificación valedera, diferente a 1974 en que el Acuerdo de Santiago decretó la abstención con el alegato verosímil de la represión dispuesta por el presidente Balaguer a los institutos armados y policiales.

El PRD venció al presidente Balaguer en las elecciones de 1978 que ganó el hacendado Antonio Guzmán, concluyendo doce años de crímenes, y volvió a ganarle en las elecciones de 1982 con el jurista Salvador Jorge Blanco.

El PRD restauró en el gobierno del presidente Guzmán los derechos civiles elementales, y eliminó la perversidad de políticos presos y deportados en los gobiernos del presidente Balaguer, para siempre, hasta hoy, suprimiendo la prohibición de viajar al exterior a cualquier país dispuesto por la Era Balaguer.

El PRD se fracturó en 1973 cuando Juan Bosch defeccionó del partido que fundó por diferencias de liderazgo con el doctor Peña Gómez y volvió a fracturarse en 2012 cuando Luis Abinader Corona fundó el Partido Revolucionario Moderno (PRM), quedando el PRD liderado por el ingeniero Miguel Vargas.

En las elecciones de 1996 Jacobo Majluta ganó el certamen al presidente Balaguer, y la Junta Central Electoral que presidía el jurista Caonabo Fernández Naranjo le endosó el triunfo a Balaguer, que Majluta no disputó hasta las últimas consecuencias para ahorrarle una desgracia al país, su gran legado civilista.

Si los máximos dirigentes del PRM acuerdan liquidarlo y regresar al PRD, entre Luis Abinader y Miguel Vargas podrían vencer unidos al PLD en las elecciones del 2020, y culminar 20 años de grandes fiascos nacionales.

El PRD unido al PRM es la única fuerza política capaz de derrotar al PLD y estrenar una República Dominicana diferente a la pésima referencia a que la postra el PLD hoy, de corrupción como nunca antes, el país lleno de haitianos, una deuda externa de US$40 mil millones, un desorden en la judicatura y la Policía que espanta, los crímenes que aterran a la ciudadanía, el martirio de 40 años de la deficiencia energética, el caos en el tránsito vehicular y el medio ambiente saturado de cañadas podridas y vertederos sin solución al tratamiento debido de reciclar los sólidos y convertirlos en riqueza, y las granceras socavando el lecho de los afluentes con la anuencia gubernamental.

Por todo esta historia, si yo fuera político, y más hoy que nunca, estaría en un PRD unido para desalojar del poder al PLD, si Luis Abinader interpreta el valor de la unidad, y Miguel Vargas se atreve a hacer su propio proyecto político defeccionando de apañar al PLD y jugase la faja.

Contrario, el PLD proseguirá a horcajadas del poder, sin calcular los riesgos que entraña el hastío ciudadano y la muy posible eventualidad de un estallido social de consecuencias impredecibles, en la que la desunión del PRD podría cargar una cuota no pequeña del desastre.

Los gobiernos del PRD de los presidentes Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía se señalaron con muy reducidos índices de corrupción.

Los presidentes Juan Bosch y Joaquín Balaguer y el doctor Peña Gómez murieron pobres, un ejemplo referencial para gobernantes y líderes políticos escasamente imitados.

Por todos esos aportes a la patria y dechados de conducta pública en los máximos líderes del PRD, si decidiera participar en política lo haría en el partido del jacho prendío.

El Nacional

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