Ha sido un gran acierto de la Asociación de Industrias (AIRD) lograr que los dos principales candidatos presidenciales resumieran ante un mismo auditorio sus respectivos programas de gobierno, gesto que ayuda a distender lo que se perfila como una áspera campaña electoral con más ruidos que propuestas.
No debería ser motivo de júbilo desbordante que a más de cuatro décadas de elecciones presidenciales consecutivas se considere como un gran paso de consolidación democrática que dos aspirantes presidenciales pronuncien discursos ante una audiencia a la que se le restringe formular preguntas.
Con 46 años de comicios ininterrumpidos y a 50 de las primeras elecciones democráticas después de la tiranía de Trujillo, aún constituye una quimera el anhelo ciudadano de presenciar uno o varios debates entre candidatos como ocurre en todas las sociedades civilizadas, como si la democracia dominicana estuviera navegando en círculos por medio siglo.
A lo más que se había llegado antes de las alocuciones de ayer de los candidatos Hipólito Mejía y Danilo Medina, fue a que en fechas diferentes los aspirantes presidenciales expusieran sus propuestas de gobierno ante la matrícula de gremios empresariales, cuyos miembros formulaban preguntas a los expositores.
Por esos foros pasaron Joaquín Balaguer, Juan Bosch, Salvador Jorge Blanco, Jacobo Majluta, José Francisco Peña Gómez, entre otros candidatos presidenciales, muchos de los cuales llegaron a ocupar el solio presidencial.
El encuentro de ayer con motivo del 49 aniversario de la Asociación de Industrias, no pudo alcanzar el deseo ciudadano de un debate entre candidatos, y en términos prácticos se produjo un retroceso con respecto a encuentros anteriores, al suprimirse la posibilidad de que los comensales formularan preguntas a los expositores.
Se resalta que tanto el licenciado Medina como el ingeniero Mejía aceptaron de buen agrado la invitación que les formuló el gremio empresarial y demostraron durante el encuentro civilidad política y cordialidad personal, aunque se insiste no se cumplieron las expectativas del electorado de presenciar por televisión un debate electoral amplio, profundo y plural.
Sobra tiempo para que el electorado analice lo expuesto ayer por los candidatos Mejía y Medina, quienes en sus comparecencias dieron lo mejor en esfuerzo por convencer a un exigente auditorio, aunque queda pendiente que acepten debatir entre sí.
