Opinión

Terremoto en Haití 1 de 2

Terremoto en Haití 1 de 2

Por:  Ernesto Guerrero

guerrerocamiloe@gmail.com

 

 

Yo vivía en Puerto Príncipe cuando ocurrió el terremoto, había llegado 2 meses antes como jefe de una de las agencias de Naciones Unidas. Al momento de la tragedia participaba de una reunión junto al Primer Ministro de Haití, funcionarios del gobierno y de las agencias internacionales en uno de los pocos edificios de tres pisos que quedaron en pie.

-Ca va paser!! ca va paser!!- era lo que escuchaba cuando empezó el telurio, pero… la vaina no paraba, fueron 30 segundos interminables, viendo como se agrietaban las paredes, se desplomaba el aire acondicionado y todos corrían despavoridos para abandonaban el lugar.
Ya fuera del edificio empezó a salir gente de las cañadas, parecía un carnaval de caras y rostros pintados (llenos de polvo). La gente herida pedía auxilio, pero todos, solo nos ocupábamos de los celulares. Llamé a mi familia en Sto Dgo, pero nada…, ¡de repente!, mi celular sonó y solo alcance a decir, ¡Estoy bien!.

Caminamos entre los escombros, algunos cadáveres, muchos heridos y una multitud que con manos levantadas cantaban y cantaban. Al pie de unas ruinas encontré a unas mujeres dominicanas, parecían ignorar el peligro de quedar a la intemperie esa noche, así que, con un séquito de 24 trabajadoras sexuales y un travestido de pelo rojo encendido, entré al patio de la embajada con la anuencia del Embajador y bajo las miradas lujuriosas de los guardias en servicio.

Mi residencia estaba de pie, pero el hospital infantil de al lado, había colapsado, me uní a unos pocos que removían piedras, buscando los niños y al Dr. Castro, un cubano que se escuchaba pedir auxilio. Amanecimos en el patio, a la intemperie bajo replica de los temblores, cantos, lamentos y media botella de vino. Las siguientes tres semanas dormimos bajo una carpa y en los siguientes dos años mi destruida oficina fue reemplazada por un conteiner en la base militar de la MINUSTAH. Desde entonces, me quedó la manía de buscar la salida de emergencia cada vez que entro a un lugar bajo techo.

El Nacional

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