Al menos seis personas perecieron ahogadas al zozobrar cerca de Boca Chica una embarcación con unos 25 pasajeros, en su mayoría haitianos, que intentaron iniciar una travesía ilegal a Puerto Rico, trágico desenlace de los cada vez más frecuentes viajes en yolas de indocumentados del vecino país hacia territorio de Estados Unidos por el Canal de La Mona.

Se ha dicho que la lancha que zozobró muy cerca de la playa de Boca Chica fue robada en ese litoral playero por organizadores de viajes ilegales en la cual viajarían unos 23 haitianos y dos dominicanos que serían los capitanes del bote, los cuales fueron rescatados junto a otros 14 sobrevivientes.

Para poder medir el auge de los viajes ilegales por la costa este, solo hay que referir esta tragedia ocurrida nada menos que frente a una concurrida y vigilada playa de Boca Chica donde se reunieron más de una veintena de ciudadanos haitianos para abordar una embarcación que para colmo fue previamente sustraída.

El jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, John Kerry, dijo que la Armada Dominicana ha impedido que miles de haitianos arriben a Puerto Rico a bordo de frágiles embarcaciones y llegó a afirmar que República Dominicana es aliada estratégica de Washington porque con recursos propios ayuda a frenar inmigración ilegal haitiana.

Las autoridades locales tienen que luchar para frenar la inmigración ilegal desde la frontera con Haití, pero también impedir que los ciudadanos de ese país intenten salir como indocumentados hacia Puerto Rico. Lo penoso del caso es que el Tío Sam elogia cuando se frustra un viaje de haitianos a Puerto Rico, pero censura cuando se veda su ingreso por la franja fronteriza.

La tragedia que ha ocurrido en el litoral de Boca Chica debería obligar al Gobierno a emplearse a fondo ante una situación que como la masiva inmigración ilegal haitiana hacia Puerto Rico desde costas dominicanas, se ha convertido en un drama mayor, que se agrega al serio problema de la enorme población de indocumentados provenientes del lado oeste de la isla.

El hecho de que la embarcación repleta de pasajeros haitianos zozobrara muy cerca de Boca Chica y de que fue robada desde algún puerto circundante demuestra el preocupante auge de esta actividad ilegal con ribetes de criminalidad, que debe ser afrontado de manera firme y definitiva.

La noticia de que al menos seis personas murieron ahogadas en una de las tantas travesías ilegales hacia Puerto Rico apena y consterna, por lo que no queda otro camino que afrontar el drama de inmigrantes ilegales que ingresan o que intentan salir del territorio nacional.