El busto del ex presidente Balaguer fue desmantelado a mandarriazos y con perforaciones de taladro en la base para borrar toda huella de mi Gobernación, para lo cual el ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, y la señora Ana María Conde tienen sobrados motivos de carácter personal.
También se destruyeron otros recuerdos de mi administración que nombraré más adelante en este escrito.
Yo le atribuyo al ministro Rodríguez tanto la responsabilidad política directa por la arrancadura del busto como la responsabilidad moral indirecta por las falaces declaraciones que han hecho sus subordinados a los medios en un caso tan delicado como lo es el asunto que nos ocupa.
Ese busto no se hubiera arrancado nunca si el superior jerárquico del Gobernador provisional no lo hubiera ordenado, o por lo menos, sin que hubiera dado su consentimiento.
También él es desde el punto de vista moral responsable indirecto por lo que en nombre del ministerio hayan dicho a la prensa sus subalternos para ocultar una verdad desagradable.
¿Por qué el Ministerio se inventa ahora la coartada de que el busto fue removido para protegerlo de posibles ladrones que lo arrancarían para venderlo como metal en algunas de las metaleras de la Zona Oriental de la ciudad? .
El busto fue colocado en su pedestal a prueba de robo según las instrucciones que yo le impartí al arquitecto José Enrique Salazar, quien lo enterró con barras de acero profundas en un hoyo de cemento reforzado en la superficie del podio que impedirían ser arrancado de éste, amén de que estaba iluminado y no a oscuras, como dice la mendaz declaración de los funcionarios provisionales del Faro.
El ministro Rodríguez desinforma a la prensa con el engaño de que fue removido para protegerlo de “depredadores”. Para que los “depredadores” se pudieran robar el busto hubiera sido necesario arrancarlo, tal como lo hicieron los empleados del Faro, a mandarriazos y con horadaciones de su base con el empleo de taladros.
Esa posible acción de robo por los ruidos que ocasionaría pondría en alarma a los tres marinos del servicio nocturno y también al servicio secreto de la Marina que ronda de día y noche en torno al Faro, e incluso se hubiera oído en la casa de tres pisos que sirve de morada a los marinos que se turnan en el servicio del monumento, y que está ubicada a sólo cien metros de aquél.
Dije más arriba que también se habían destruido otros indicadores de mi administración.
Pues sucede que no sólo se desmanteló el busto de Balaguer, sino que también por órdenes de Ana María Conde se sacaron de circulación las plantas de adorno compradas con mis dineros y colocadas en canastos, y que yo había depositado a lo largo del cañón central (corredor) del monumento.
Y por si eso no fuera suficiente también por órdenes de Ana María Conde se arrancaron de la tierra las flores que yo había sembrado en los exteriores del Faro para que no quedara ninguna huella de mi administración.
¿Y ahora yo les preguntó a José Antonio Rodríguez y Ana María Conde si también se arrinconaron en una esquina sin luz los cestos de plantas de adorno para que murieran por falta de aquella, y si se arrancaron las otras flores de la tierra en el área verde para protegerlas de “los depredadores”?
Cuando yo asumí la Gobernación del Faro a Colón el 17 de febrero de 2013 no tenía la más mínima idea del estado de abandono en el que me lo estaban entregando.
Pero dicho estado de crónico abandono en comparación con sus ocho años de gloria (1992- 2000) no es atribuible en ningún sentido a la administración del Sr. José Antonio Rodríguez, sino que su estado actual es el último estadio de un proceso de abandono gubernamental que se inició con el Gobierno de Hipólito Mejía y ha continuado hasta el presente.
Cuando Rodríguez en su condición de ministro me nombró gobernador, cosa que le agradezco muchísimo a pesar de las palabras críticas que yo diré de él más adelante, ya él estaba en el cargo desde hacía casi ocho meses.
En su condición de ministro él pudo hacer muchísimo por el Faro en esos ocho meses, y sin embargo todavía hoy lo único bueno que ha hecho por ese monumento fue el haberme nombrado como Gobernador pero sin prestarme ninguna clase de apoyo para sacarlo de su ruina.
Por otra parte, al no haberme dado ningún apoyo la administración de Rodríguez se convirtió en un impedimento para sacar ese monumento nacional de su vergonzoso estado de postración.

