Hace 15 años mi padre citó para una de sus Pulsaciones unos versos que en los primeros años de la década de los 50 con cierta frecuencia declamaba el Indio Duarte a través de La Voz Dominicana. En aquel entonces mi padre citaba:
“… no hay beso que más el alma taladre
ni que cause más ardor,
que el que se da con amor
al cadáver de una madre”.
Luego mi padre prosiguió en su columna: “Nos tocó a mis hermanos y a mí comprobar esa verdad. Sepultamos a nuestra madre esta tarde, en Santiago. Nunca había sentido envidia de Dios. Desde hoy sí, porque está junto a ella”.
En esta ocasión, nos ha tocado a mis hermanos y a mí comprobar como aquel verso declamado por el Indio Duarte aplica de igual manera para un padre. Le sepultamos esta tarde, en Santiago.
Disculpa el atrevimiento de usar “Pulsaciones” sin tu permiso. Hoy siento envidia de mamá Ana, porque ella está junto a tí. Ya sí papi, para Santiago.