Ahorrando los detalles escabrosos y abundantes sobre la muerte violenta de Esmeralda que la tendencia al retorcimiento morboso ha manoseado de manera escandalosa y deprimente, porque el manejo dado al caso por las autoridades competentes ha sido penoso y lamentable, favoreciendo esa especulación y morbo.
Un certificado médico legal impreciso y apresurado, fundamentado en la decisión de negar un posible aborto, y las reacciones generadas, favoreciendo que, las causales no convienen al Estado administrado en apoyos empresarios religiosos.
La violencia directa contra Esmeralda, es expresión de esta sociedad nuestra, pequeña muestra de la violencia estructural que conforma nuestra comunidad, una señal que solo repite con “casos” horrorosos que la prensa adocenada explota desde las noticias tradicionales y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Entonces, en esta nueva manera de vivir nos invaden con imágenes de esa adolescente modelando, acicalada en una imagen de “modelo”, como prototipo de ejemplo y patrón de belleza para vender, ropa, accesorios, y más, como plantilla de cosificación normalizada en esta cultura.
Y otra vez, la teoría explicativa del enfoque ecológico nos muestra las dimensiones del horroroso crimen de Esmeralda, adolescente con una realidad personal que sospechamos es la de la mayoría de los 3.5 millones de NNA del país. Un entorno familiar inmediato en el que no pudo confiar y contarles para salvarse, enmarcado en el 63.5% de NNA han recibido violencia para “educarles” en sus hogares, aquí. Su comunidad de amiguitas circunstancialmente atrapadas para no responder. Y la administración de esta sociedad entera para quienes, las personas menores, las mujeres y adultas mayores, no son un objetivo de inversión ni legislación. Con un Congreso adocenado.
Y la cultura adultocéntrica de: “aquí mando yo”, “se dice lo que yo digo porque eres un/a niño/a y no sabes nada”, “cuando seas grande, haces lo que quieres”, con la misma lógica doméstica que en el ejercicio político del Estado, con instrumentos de participación política sin comprometerse en democratizar la sociedad, mala política que no permite consensos ciudadanos porque impone siempre lo mismo, y un pueblo que quiere reformas políticas, sociales, económicas porque está harto.
A destacar, el congelamiento del sistema educativo en el que es una tradición que maestros abusen sexualmente de alumnas y de algunos alumnos sin consecuencias, haciendo la vista gorda, trasladando perpetradores y manteniendo la misma práctica desde 1954, frisados en la firma del Concordato y en la doble moral.
Ya ven, este país, mató una vez más a Esmeralda por indolente.