El Nacional, que festeja hoy su 58 aniversario, recorrió junto al pueblo dominicano un trayecto histórico matizado por represión política, violaciones a prerrogativas inalienables como los derechos a la preservación de la vida, a no sufrir encarcelaciones injustas ni ser extrañado del país por motivos políticos.
Durante ese aciago recorrido, este periódico estuvo siempre a la vanguardia en la lucha cívica contra toda forma de trasgresión de las libertades públicas, en un período de la postguerra que se prolongó por tres lustros, caracterizado por la división de la familia dominicana, una herencia de la conflagración de 1965.
No debería olvidarse que literalmente El Nacional nació sobre escombros del edificio que albergaba a la Revista Ahora, destruido junto a sus equipos de impresión en un atentado terrorista, el 5 de octubre de 1965, en vano intento por apagar la verticalidad de ese faro de libertad.
La democracia dominicana ha rebasado momentos difíciles durante los cuales la intolerancia política oscureció a la nación, pero con el concurso de ciudadanos de todas las banderías partidarias y clases sociales, y al amparo de una prensa valiente y contestataria, se arriba hoy a escenarios de consolidación institucional.
Si de algo se colma de orgullo este periódico ha sido por desempeñar el papel de cirineo en la defensa del ciudadano ordinario cada vez que la injusticia aguijonea derechos individuales, difusos o colectivos, así como también por su irrenunciable rol de soldado de la soberanía nacional y la dominicanidad.
Con esos valores cívicos y éticos, El Nacional se inserta en el nuevo mundo de la Aldea Global, tecnología e Inteligencia Artificial, consciente de que el mayor atributo que deben exhibir la prensa y los periodistas es su apego a la verdad, a la defensa a la libre expresión del pensamiento y al derecho del ciudadano a recibir información de calidad.
La nación se inserta en un entorno mundial convulso, con la geopolítica minada por guerras y conflictos, crisis económicas y disrupción del comercio internacional, lo que requiere de una prensa resuelta a defender la soberanía, identidad nacional y consolidación de su democracia, preceptos con los que se identifica El Nacional desde su fundación, el 11 de septiembre de 1966.
Tan especial efeméride resulta propicia para reiterar deuda de gratitud hacia don José Luis Corripio Estrada y su familia, propietarios de El Nacional, por estimular a ejecutivos, periodistas y colaboradores de este vespertino a no alejarse ni un milímetro de sus raíces, para que siempre sea “La Voz de Todos”.