El decano de la Facultad de Economía de la UASD, Antonio Ciriaco, interviene en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio. Figuran desde la izquierda, Richard Medina, José Alfredo Corripio, Henri Hebrard y José Monegro. Jorge González
Tres economistas y académicos coincidieron en que la inflación importada es el principal desafío que tiene la economía dominicana debido a que los más afectados por las alzas de precios son los sectores de menores recursos, que dedican una parte importante de sus ingresos a la compra de alimentos.
De igual modo, estimaron que la confianza, sobre todo en las instituciones del Estado, es uno de los factores que han frenado la adopción de las reformas necesarias para una mejor distribución de las riquezas en el país.
Los planteamientos fueron realizados por Antonio Ciriaco, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); Richard Medina, director de la Escuela de Economía del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) y Henri Hebrard, analista y consultor empresarial, durante su participación en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio.
Ampliando lo relacionado con el tema de la confianza, los expertos estimaron que es una de las razones por las cuales existe en el país una gran informalidad en las actividades productivas.
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Esto debido a que los emprendedores no asumen la formalización de sus negocios por el temor a tener que asumir pesadas cargas impositivas y el tema de la seguridad social.
Opinaron que la realización de una reforma fiscal, en la que se definan los espacios de las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, permitiría reducir la informalidad, que muchas veces es una decisión del emprendedor para no asumir la carga de los tributos.
Entorno externo
En el conversatorio, los académicos estimaron que el entorno internacional, desgarrado por la pandemia de la covid-19 y agravado por la intervención rusa en Ucrania tiende a agravarse, en el caso de República Dominicana, por la crisis en la economía de Estados Unidos.
“Se espera un crecimiento de apenas un uno por ciento del PIB el año que viene para Estados Unidos, eso quiere decir que por cada punto que baja la economía allá, en el país disminuye un 1.6 por ciento, entonces eso va a hacer que probablemente no se tenga el crecimiento económico esperado por las autoridades locales”, precisó Hebrard.
Ciriaco, de su lado, estimó que la situación se agrava por el conflicto entre Rusia y Ucrania, debido a que ese hecho mantiene en tensión los mercados mundiales, en particular el de los combustibles y de las materias primas.
Sin embargo, aclaró que el Gobierno de Luis Abinader elaboró un presupuesto fijando el precio del petróleo en 115 dólares y el hecho de que éste esté en 89, le deja al Gobierno un margen de recursos, que pueden ser utilizados para el pago de la deuda y mantener su política de subsidios.
Aclararon, sin embargo, que esa política de subsidios no podrá prolongarse por tiempo indefinido.
Baja del dólar
Una advertencia realizada por los expertos participantes en el conversatorio está relacionada con la fortaleza del peso dominicano frente al dólar, al estimar que no necesariamente ese hecho es beneficioso para la economía del país.
Hebrard dijo al respecto que el país está entrando en una zona de turbulencia a nivel internacional, “donde es muy importante asegurar un nivel de competitividad de las principales actividades del país en momentos en que inversionistas internacionales están buscando donde invertir”.
Atribuyó a la apreciación del dólar que la llegada de turistas al país desde Estados Unidos bajó un 10 por ciento en el mes de julio, en comparación a igual mes del año anterior.
Otro sector afectado por la apreciación del peso es el de las remesas, uno de los principales generadores de divisas del país.
Salarios
Los economistas participantes en el almuerzo del Grupo Corripio coincidieron en que la capacidad de compra de quienes tienen menores ingresos se ha disminuido en forma considerable, sobre todo porque el salario mínimo, de 16 mil pesos mensuales, apenas permite adquirir el 63 por ciento de los productos de la canasta básica de los más pobres.