Opinión

Vivencias cotidianas de allí y aqui

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La libélula y su simbolismo

La libélula, en casi todo el mundo, simboliza la permuta en la perspectiva de la autorrealización. El cambio, según las creencias, se manifiesta en la madurez emocional y en la visión del significado más recóndito de la vida. La asociación de este especial insecto con el agua también da origen a lo que de él se señala. Su revoloteo por encima del líquido elemento representa, según muchos, un acto de ir más allá de lo que se mantiene en la superficie, buscando en las extensiones más profundas de los aspectos de la vida.

Su ágil vuelo y su capacidad para desplazarse en todas las direcciones destila una impresión de su poder y equilibrio. La libélula es capaz de moverse a 45 millas por hora, como un helicóptero. Puede volar hacia atrás, en línea recta hacia arriba, hacia abajo y a los lados. Sorprendentemente, bate sus alas sólo 30 veces por minuto, mientras que los mosquitos y las moscas necesitan hacerlo entre 600 y 1.000 veces. Lo más bello de este hecho es que, además, lo hace con una especial elegancia y garbo.

Las exposiciones iridiscentes de la libélula, tanto en sus alas así como en su cuerpo, son privilegio de algo que se manifiesta en diferentes colores, dependiendo de la polarización de la luz. La propiedad de iridiscencia se suele asociar con las capacidades desenmascarando lo auténtico.

La libélula vive la mayor parte de su vida como una ninfa, volando sólo, por lo general, unos pocos meses. Su estilo de vida simboliza y ejemplifica la virtud de vivir el momento al máximo, siendo sus ojos una de las partes más sorprendentes, habida cuenta de que casi representan el 80% de su potencia cerebral. Puede ver en los 360 grados alrededor de ella.

Cuando el hombre empezó a fundar sus ciudades cerca de los ríos, las libélulas ya habitaban allí. Las grandes civilizaciones convivieron cerca de ellas, que pasan la mayor parte de su vida como larvas bajo el agua y vuelan sólo cuando han alcanzado la fase adulta, influyendo considerablemente en los seres humanos. Ya sea por sus dotes curativas, alimenticias, su comportamiento o su aspecto físico, se les atribuye el don de ser portadoras de la buena fortuna.

Los samuráis, antiguos guerreros japoneses, las utilizaron como emblema y símbolo de buena suerte. En el México prehispánico se las consideró como símbolo de pureza.

La etnia maya de los mopanes cuenta que las libélulas ayudaron al sol a guardar en trece troncos huecos los trozos rotos de la Luna, que fue descuartizada por un rayo. El pueblo Tzotzil, en Chiapas, las estima por sus dones curativos.

Para los oriundos de Tahití, las libélulas son agentes misteriosos de los dioses y de los espíritus. Por su parte, en Escandinavia se consideran animales santos. La mitología hindú señala que cuando las personas mueren sus almas se transforman en libélulas que esperan en la naturaleza hasta renacer en otra persona. Pero, existen también simbolismos negativos sobre este animal. Quizás los nombraré en otra ocasión.

Aída Trujillo Ricarthttp://aidatrujillo.wordpress.com/

Aida Trujillo Ricart
http://aidatrujillo.wordpress.com/

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