Si entran ratones, o ratas, en tu casa…
Hace unos días pasé por una experiencia muy desagradable. No sólo entró un ratón, bastante grande, en mi casa, sino que, mientras dormía me mordió un dedo del pie. Tuve que tomar las acciones necesarias para evitar males perjudiciales para mi salud, como es lógico.
Después de una lucha que no resultó fácil, cuando creía haberme deshecho de él, apareció otro. Imagino que sería su pareja. Ahora, creo y espero, se han marchado pero siempre estoy atenta por si encuentro algún rastro más. Busqué, y hallé, en Internet algunos consejos para mantenerlos alejados y quiero compartirlos con ustedes. ¡Ojalá no los necesiten!
Uno de ellos es humedecer algodón en amoniaco o cloro (nunca juntos) y esparcir trozos, colocados en pequeños recipientes, por toda la casa. Los clavos de olor macerados en aceite también son eficaces si se unta ese aceite en las zonas que los ratones frecuentan.
Igualmente se puede usar la naftalina esparciéndola directamente. Hay que tener especial cuidado con que nada esté al alcance de niños y mascotas. No obstante los expertos dicen que esto sólo los alejará unos 20-30 pies (6-9 metros). Puede que uno prefiera encontrar otra alternativa menos odorífera pero otro remedio es colocar cebolla troceada en posibles puntos de entrada. Es necesario examinar las paredes, y bloquear las aberturas. Si no se desea cerrarlas definitivamente se pueden tapar con lana de acero, ya que no pueden roerla.
Es preciso mantener una buena higiene en la casa, sobre todo en la cocina, conservando tapado el cubo de la basura y almacenando los alimentos en envases herméticos. Hay que reparar las llaves que goteen ya que una de las cosas que les atraen es tener fácil acceso a comida y agua. También hay que evitar amontonar cosas que pudieran servirles de refugio, como son las cajas de cartón, fundas de papel, revistas, periódicos, etcétera.
El olor de la menta y la hierbabuena les desagrada mucho y existen varias opciones para utilizar estas plantas. Asimismo, las hojas de laurel secas y machacadas, hasta reducirlas a polvo, son útiles espolvoreándolas sobre pisos y despensas de la cocina.
Es excelente mezclar en una botella con difusor una taza de agua, media de jabón para lavar la ropa y dos cucharadas de salsa tabasco. Esto se aplica en los rincones y en zonas del exterior por las que se crea que pueden entrar, repitiendo esta operación cada uno o dos meses. Al igual el fuerte olor de la canela les mantiene alejados. Se colocan bolsitas con canela en rama en gavetas y armarios.
Un poco de ajo en polvo aplicado en las grietas y esquinas puede también alejarlos. Es mejor usarlo así y no fresco para preparar un repelente de mayor duración pues el fresco se seca más rápido y pierde sus propiedades. Es útil, asimismo, poner pimienta de cayena en las despensas, detrás de los muebles y en lugares en donde creemos que pueden transitar.
Es mejor prevenir que curar pues, una vez que entran en casa, es posible que nos veamos obligados a recurrir a venenos peligrosos para eliminarlos. Hay que tomar precauciones pues estos roedores pueden aportarnos múltiples enfermedades.