La narrativa de Rubén Darío
Hispanoamérica está conmemorando un centenario de la muerte física de Rubén Darío, el inmenso poeta nicaragüense que llevó nuestra voz a Europa, al crear el modernismo, un movimiento que revolucionó la poesía en lengua española. Hace unos días intervine en un coloquio organizado por el Ateneo Insular, en La Vega, en torno a la obra de Darío.
Expuse sobre la narrativa del autor de Azul. Aquí recojo las conclusiones. Bastará el funcionamiento del menor sentido crítico para apreciar que en la narrativa de Rubén Darío difícilmente aparezca como telón de fondo un paisaje de Nicaragua ni se escuchará el murmullo de un río, ni la flora de ese país tendrá oportunidad de expresarse ante los lectores.
Será imposible encontrar campesinos reclamando la posesión de la tierra o pescadores que, ya fuere en uno de los grandes lagos con que cuenta ese país, o en los mares (Pacífico y Caribe) que le sirven de marco, afanen por la captura de los peces o se agiten frente a la mar bravía en medio de una tempestad. Sus personajes son princesas y reyes.
Ningún relato de Darío da cuenta de travesuras de muchachos ociosos que desafían, por divertimento, la erupción de un volcán. Ni se contará la historia de pastores o agricultores que rodaran envueltos en candente lava o arrastrados por las copiosas aguas de una tormenta tropical. Que nadie busque en la narrativa del insigne bardo la crónica amarga de la pobreza.
Los personajes de Darío no pueden andar por las calles de Managua o de León buscando una oportunidad de trabajo o pidiendo ayuda para comer, pero menos se inscriben los protagonistas de los relatos darianos entre los sustentadores de sueños libertarios y que por causa de sus luchas son perseguidos o encarcelados por la intolerancia política.
En el cuento debe predominar una historia, una historia que anime al lector a leerla y contarla. Darío prioriza sobre las situaciones agitadas, la búsqueda de la belleza a través de “imágenes visuales, el color, la música y los efectos sonoros”, igual que en la poesía modernista. No ha sido su preocupación expresar a través del cuento la cultura del pueblo nicaragüense.
Su narrativa, como su poética, expresa fidelidad a los postulados del Modernismo. No es de extrañar que Rubén Darío componga sus relatos al margen de la ortodoxia universal del cuento. Más importante ha sido la recreación del lenguaje poético que caracterizar a los personajes que realizan la trama de sus cuentos, como lo hicieron, por ejemplo, Kipling, Poe, Maupassant, Tolstói…Quiroga y Bosch.