Reportajes

Vuelos prohibidos

Vuelos prohibidos

¿De qué madera están hechos los cubanos que ejercen el poder, sobre todo en el plano cultural, que se permiten el chance de autorizar y financiar películas que cuestionan el régimen?

No es novedad la actitud crítica de los cineastas cubanos frente a su propio régimen por la ausencia de libertades y el sentido restrictivo en el ejercicio de la democracia.

Son los mismos cineastas que se mantienen en Cuba en defensa de un proceso, la fuerza de la magia, de la firmeza de haber sido la excepción como nación latinoamericana y de sus logros sociales. Esa postura crítica vuelve a plasmarse en el cine, en una emotiva y erótica historia de amor y familia.

En pocas áreas como en el cine, los artistas cubanos, los que viven en Cuba y respaldan el proceso, pero con su cabeza bien puesta y sin incondicionalismos, se ha producido una crítica a la nación socialista, que dista de ser perfecta y que se da el lujo de permitir expresiones críticas cubanas a Cuba, desde las iluminadas pantallas.

Vuelos prohibidos

El diálogo casual en el aeropuerto Charles Degaulle, de París, entre un fotógrafo cubano y una francesa que viaja a Cuba a conocer su padre, da lugar a unos cinematográficamente impecables Viajes Prohibidos, del director cubano Rigoberto López, premiado previamente en el Festival Pan Africano, en Cannes en 2006 por su largometraje de ficción Roble de Olor. Fue vista en exhibición para el Mercado del Cine en Cannes, junto al productor y por Omar de la Cruz, de Funglode, que participó en la co-producción.

La actriz francesa, de origen marroquí, Sanaá Alaoui (Monique) y el cantante Pablo Gallo (Mario), reflexionan en torno a la Revolución Cubana, cruzando, opiniones que devienen en flores y en fogueos de impacto mediante preguntas de la mujer y las respuestas del cubano.

La película es seria, ensoñadora y crítica. No deja de plantear los temas fundamentales sobre virtudes y defectos del singular proceso cubano, enfrenta a sus dos personajes en una carrera en la que comparten desde un sexo, hasta sus ideas del valor de la persona a hacer lo que entienda en cualquier sistema de gobierno.

Ese vuelo a Cuba, al final de las cuentas, se transforma en un viaje hacia el interior de cada uno de ellos, en un recorrido introspectivo hacia cada uno y que tiene sabores agridulces, momentos de dramático enfrentamiento y de luces emotivas con orgullos y conquistas a exhibir, pese a todo.

López deja sentir el criterio de un director que a llevado a fondo sus recursos de cine para entregar un producto digno de la marca fílmica cubana, ya con bastante reconocimiento en el mundo.

Coproducción Cuba-RD

La cinta tuvo el respaldo del Ministerio de Cultura de Cuba, el Instituto Cubano de Artes Cinematográficas (ICAIC) y la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode). Omar de la Cruz, director del Festival Global de Cine Dominicano, aparece como uno de sus productores ejecutivos.

No es la primera vez que Cuba critica a Cuba, dada la tradición del quehacer de los cineastas de la isla socialista, ahora abriendo relaciones a su vecino de las barras y las estrellas.

Las películas ríspidas

Desde Muerte de un Burócrata (Tomás Gutiérrez Alea, 1966), Fresa para Chocolate (Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1994), Larga Distancia (Esteban Isausti, 2011, editada por Angélica Salvador) y Conducta (Ernesto Dáranas, 2014), la capacidad creativa y crítica de Cuba respecto de si misma.

Sinopsis

Mónique una parisina, que tiene 35 y un padre cubano que no conoce, se dispone a viajar a la Habana, desde París y, por casualidad, se encuentra con un fotógrafo cubano, de 50 años y casado, que espera el mismo vuelo, que no se produce por una tormenta. Se encuentran esa noche en la habitación y entre confesiones y sentimientos intentarán compartir sus visiones de Cuba, viajando entre tormentas de verdades, frustraciones, dudas y esperanzas.