La niña y la Virgen

La mujer salió de entre los árboles y se acercó a la casa y mirando por la ventana le dijo a la niña: Se acerca la hora de que dejes éste bosque que tanto te gusta, porque esta noche vengo a buscarte.

La niña miró a la mujer desde la cama y levantando la cabeza le dijo: Sabes que no te tengo miedo, doña muerte, porque ella me sanará, yo lo sé, ella le habló a mi mamá y le dijo que no se preocupara.

Doña muerte sonrió maliciosamente y mirando hacia un lado dijo: Ella no hará nada por ti, niña moribunda, así que prepárate porque esta noche vengo a buscarte.

Al caer la noche doña muerte se dirigía hacia la casa de la niña y cuando estaba llegando a ésta tres mujeres hechas de luz aparecieron frente a ella, y una le dijo: Sabes que no te la llevarás.

Entonces doña muerte se detuvo y con voz recia dijo: Y quién lo impedirá, ustedes?

Nosotras no podemos impedirlo – Dijo la mujer de luz-, pero ellos si pueden.
Doña muerte miró hacia la casa y la vio rodeada de grandes y viejos guerreros hechos de luz, y la mujer de luz dijo: no te atrevas a acercarte a esa casa, así que mejor vete, y si vuelves entonces la gran señora, tendrá que arrodillarte ante ella aunque no lo quieras.

Doña muerte dio unos pasos hacia atrás y haciendo una mueca dijo: Saben que algún día me la llevaré.

Así es –dijo la mujer de luz-, pero eso será dentro de noventa años, cuando ella haya agotado su vida haciendo el bien sobre esta tierra, porque ella es una protegida por su gran amor hacia los demás y su fe inquebrantable.

Entonces doña muerte desapareció y las mujeres de luz oyeron su voz diciendo: Tendré que esperar casi un siglo para llevarme a una anciana que no le importará irse conmigo.

Y luego otra voz de mujer dijo: Regresen ya, que mañana será un hermoso día y la niña se levantará y correrá por el bosque junto a su madre y sus amiguitos.
(Alfonso Demorizi Romero)