Opinión

A rajatabla

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Inscríbanme, por favor

 

No creo que en su sano juicio ningún político, embajador o empresario se atreva a negar respaldo a la lucha contra la corrupción, aun en el caso del embajador de Estados Unidos, quien visitó al procurador general para tratar tema del narcotráfico y tuvo que hablar de tolerancia cero a la prevaricación.

En el despacho de Domínguez Brito, el embajador James Brewster externó felicitación al procurador por la lucha que libra contra el crimen organizado, y a insistencia de los periodistas dijo que su gobierno tiene tolerancia cero contra la corrupción.

En la prensa se dijo que Brewster fue donde el procurador para congratularlo y expresarle su apoyo por el expediente abierto contra un senador de la República, del que incluso se dijo que lo despojaron del visado estadounidense a solicitud de Domínguez Brito, cuestión que negó el diplomático.

Líderes empresariales también peregrinaron hasta la oficina del procurador para sí expresarle respaldo en su lucha contra la corrupción, aunque solo se refirieron al expediente instrumentado contra el senador que alega persecución política en su contra.

Como la mayoría de los dominicanos creo en la dictadura de le ley, o más bien, en un régimen de derechos, donde todos los ciudadanos sean iguales ante el Ministerio Publico y el juez, donde se guarde obediencia por el debido proceso y se respete la presunción de inocencia, hasta que un tribunal o corte la ratifique o dicte lo contrario en última instancia.

A mí me llama la atención el exceso de interés en lapidar a ese senador, mucho antes de que los jueces conozcan su expediente y se pruebe en audiencia si de verdad ha cometido los hechos que el procurador le imputa.

El presidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia pidió que la Suprema Corte de Justicia cambie el juez que instruye su caso para que sea conocido por un magistrado “de carrera”, con lo que se pretende instituir la presunción de que el alto tribunal se divide en magistrado de carrera y ratones de ferretería.

No sé si los empresarios que peregrinaron hasta el despacho del procurador son los mismos o representan los mismos intereses que firmaron de puño y letra un comunicado de respaldo al consultor empresarial que luego fue condenado a diez años de prisión por fraude y lavado de activos.

Inscríbanme, por favor, entre quienes respaldan la lucha contra la corrupción, pero no en la lapidación mediática y política ni en la improvisación de paredones para liquidar reputaciones de terceros.

El Nacional

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