En medio del gran hedor y una alta contaminación cientos de “buzos”, en su mayoría haitianos, se desayunan, almuerzan y cenan en los basureros del vertedero de Duquesa. Sobre neumáticos han improvisado puestos de venta de comida en el ambiente más inadecuado y sin contar con asistencia médica de las autoridades de Salud Pública y Medio Ambiente.
Desde las 7:00 de la mañana haitianas comienzan a vender espaguetis, pan, jugos y guineos.
También llevan termos con café y refrescos para vender a los “buzos” que han hecho del vertedero su segundo hogar y donde se ganan el sustento familiar, escarbando para encontrar metales y objetos reciclables.
Los “buzos”, como se les llama en el país a las personas que extraen objetos de los basureros, sin ningún tipo de protección se exponen a las enfermedades, teniendo contacto hasta con desechos de hospitales y clínicas.
Un componente altamente contaminante del vertedero, además de la basura, son los animales en estado de descomposición y alimentos que allí se vierten sin ningún tipo de control.
Comer entre animales putrefactos ya no constituye una molestia para ellos, pues la costumbre les ha inmunizado el olfato, aunque no dejan de reconocer el riesgo al que se enfrentan, que no solo ponen en peligro la salud, sino sus propias vidas.
Algunos aducen que su cuerpo se ha hecho inmune a la contaminación que absorber por la putrefacción y los gases contaminantes que de allí de desprenden; sin embargo otros dijeron que han contraído dengue y otras enfermedades, por la grave contaminación y por la falta de sistencia médica.
Entre sol, hedor e insalubridad transcurren los días de cientos de personas, en su mayoría haitianos, que se buscan el sustento extrayendo objetos reciclables en el vertedero de Duquesa.
El centro del sumidero parece un mercado fronterizo por la gran cantidad de haitianos que escarban objetos de valor en la zona de descargue de los camiones.
En Duquesa hay más de 600 buzos que llegan a las 5:50 de la mañana y se van a las 11:00 de la noche cuando se cierra el vertedero. Hay otros que van en busca de comida para cerdos.
“La necesidad tiene cara de hereje”, dijo el buzo Jean Pie, al referirse a que para sobrevivir se hace cualquier tipo de trabajo.
Los buzos de Duquesa loç menos que demandan es asistencia médica de parte del Ministerio de Salud Pública.
Ni Medio Ambiente ni ninguna entidad sanitaria se preocupa por la amenaza a la salud de más de 600 personas que se desenvuelven en inhumanas condiciones y que solo tienen como fuente de sustento el enorme vertedero.
El vertedero de Duquesa tiene alrededor de cuatro kilómetros cuadrados y es administrado por la empresa Lajun Corporation. Está ubicado entre las comunidades El Higüero y Los Casabes, en Santo Domingo Norte.
Desde que un camión entra a la zona de descargue a las 5:00 de la maña los buzos le caen encima, extrayendo todo lo que consideren de valor como metales y plásticos.
Buzos se organizan
Los buzos se han organizarse en una asociación que se encarga de tasar y comprarles los metales a sus miembros en el mismo vertedero.
El relleno de Duquesa es el sitio de disposición final más grande de la República Dominicana, sirve a los municipios del Gran Santo Domingo y recibe más de 4 mil toneladas diariamente.
La mayoría de los buzos son haitianos que residen en los alrededores del relleno, en el Batey Duquesa..
La empresa Metales Antillanos sigue siendo la principal empresa dominicana dedicada al acopio, corte, compactación y exportación de chatarras de hierro y acero. De acuerdo a la información suministrada por ellos todo el material recuperado es clasificado y compactado para ser exportado a Estados Unidos, China, India, Bangladesh, Vietnam y Taiwán.
Aunque República Dominicana no produce metales, la venta al exterior de chatarras de hierro y acero constituyó el cuarto renglón de exportación industrial más importante en el 2008.
Las exportaciones de metales cahtarra sólo son superadas en el sector industrial por las ventas externas de varillas de acero, ron de caña y cemento gris.
Con las botellas de vidrio se genera una cadena automática, ya que las empresas fabricantes de cervezas, refrescos, ron, maltas y otros productos, las reutilizan luego de su esterilización.