Opinión

“Lacras”

“Lacras”

Lacra: “Secuela o señal de una enfermedad o achaque. Vicio físico o moral que marca a quien lo tiene. Persona depravada”. Eso dice el diccionario de la Real Academia.

Wikiperdiars dice: “El término lacra hace referencia a una persona o cosa que, generalmente, es como la mierda. Son individuos inútiles, malolientes, desgraciados y feos, la escoria humana…”

El presidente de la República el 27 de febrero,  dijo que sacaría las lacras militares de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

 “…no nos temblará el pulso para limpiar y aplicar todo el pesos de la ley a aquellas lacras sociales que con sus malas acciones empañan el prestigio y el honor de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional”. Palabras del presidente de la República. Al día siguiente emite un decreto donde pone a retiro a 31 generales, de los 299 que tiene el país por supuesta antigüedad en el servicio.

Todos, buenos y malos, mansos y cimarrones, quedan estigmatizados como “lacras”.

 Sin embargo, los  vinculados al caso Quirino no fueron tocados; ni los que han sido señalados como jefes de las operaciones militares del caso de Ojo de Agua, en Baní, donde 7 colombianos fueron asesinados. Ningunos de los militares despojados de sus visas estadounidenses fueron puestos en retiro. No entraron en la categoría de “lacras”.

Ninguno de los militares pedidos en extradición por el gobierno de Estados Unidos aparece como “lacra”.

Y eso, que el presidente  dijo en su largo discurso de dos horas que “el gobierno no le cederá tregua al crimen organizado, al narcotráfico, a la violencia y a la delincuencia en sentido general”, porque “¡En la República Dominicana, el narcotráfico no pasará!” Frase trillada que ha repetido en otras ocasiones a lo largo de sus mandatos presidenciales.

Las palabras del nuevo jefe de la Marina de Guerra no dejan lugar a duda. Su discurso de toma de posesión del cargo debe ser tomado en cuenta por las autoridades competentes, pues se refiere a un deterioro moral de grandes dimensiones. Refleja la podredumbre de las instituciones castrenses del país, y de la necesidad de una “profilaxis” verdadera que barra por completo todo ese aparato militar corrupto que ha permitido, junto a sectores civiles gubernamentales, el auge del narcotráfico, del lavado y del crimen.

Que me perdone el señor presidente, pero no es verdad que constituya “una excepción el que hayan aparecido sujetos que amparándose en el prestigio del uniforme de nuestros institutos castrenses y policiales incurran en actos delincuenciales”. No, Presidente, no se trata de hechos aislados ni excepcionales. Ese tiempo pasó hace mucho. Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no forman parte de la solución del problema del crimen y el narcotráfico. Al contrario, Presidente, forman parte del problema.

Entre los militares puestos en retiro por “antigüedad en el servicio”, pero que el pueblo hoy califica de “lacras”, los hay honorables. Hombres que durante décadas actuaron con honestidad,  que vistieron el uniforme con orgullo y dignidad, para que hoy sean echados a las calles como basura.

Militares y policías honrados que no merecían ser estigmatizados.

Sobre sus vidas y las de sus parientes más cercanos, esposas, hijos, hermanos, madres, padres y amigos, no debió lanzarse ese lastre.  Muchas familias buenas, de militares y policías buenos han sido manchadas innecesariamente. Gente que sentía orgullo por sus parientes y amigos militares y policiales hoy están avergonzados.

Para proteger a las verdaderas lacras no había que hacer tanto daño.

La hija de un general honesto puesto en retiro en la lista de las lacras, compañera de estudios de uno de mis hijos, se preguntaba por qué el presidente de la República le hizo eso a su padre. No tiene respuesta. No sabe qué decirles a sus amigos.

Como ella, supongo que hay muchos otros muchachos y muchachas, esposas y amigos.

Porque aunque muchos no lo crean, en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional aun quedan hombres y mujeres honestos. Y han pagado un precio muy alto por ello.

Me pregunto, por ejemplo, qué pensará en estos momentos el general Juan Bautista Rojas Tabar, ex jefe de la Fuerza Aérea durante siete años, y ex secretario de Estado de las Fuerzas Armadas a quien el presidente de la República le prometió en más de una ocasión reponerlo en el cargo por entender que cometió una injusticia al destituirlo durante su primera gestión. ¿Qué pensará Matilde, su esposa, y sus hijos, algunos de los cuales también forman parte de las Fuerzas Armadas? ¿Es Rojas Tabar una lacra?

Las “lacras” de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no fueron tocadas por el presidente de la República ni con el pétalo de una rosa. Al contrario, han sido protegidas por el manto de la impunidad palaciega.

El Nacional

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