Editorial

“Stablishment”

“Stablishment”

Un juez de la Corte Suprema de Justicia de Nueva York liberó al ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn, de la acusación de incurrir en  “acto sexual criminal, detención ilegal e intento de violación” contra una empleada de hotel de Manhattan, bajo el argumento de que la mujer carece de credibilidad porque antes había denunciado otro intento de agresión sexual.

El reputado economista y político francés ha recuperado su libertad, pero anunció que  retardaría su retorno a Francia porque tenía pendiente algunas diligencias que hacer en la Babel de Hierro, como si  el caso en que se  vio involucrado  fuese un expediente de simple policía y no un escándalo moral que repercutió en todo el mundo.

El Partido Socialista del  presidente  Nicolas Sarkozy ha mostrado júbilo por la decisión de la Corte neoyorquina a favor de Strauss Kahn, quien  retornaría la carrera por  la postulación presidencial, aun cuando en su contra pesa otra acusación por intento de  violación sexual, esta vez contra una periodista, a la que también se procura descalificar  bajo el alegato de  que ha mentido.

Es posible  que  el antiguo director del FMI pueda reivindicarse ante la sociedad francesa y que incluso acceda al Elíseo, en hombros de los votantes, pero sobre la justicia estadounidense quedará por siempre el estigma de haber  aplicado tecnicismo legal para  vedar que  tal acusación fuera al menos conocida por un tribunal de fondo.

Se ha dicho que contra Strauss Kahn obró una conspiración con el propósito de forzar su dimisión del FMI, cuyas políticas restrictivas y favorables a las grandes economías, había  variado sustancialmente a favor de  una mayor supervisión de los grandes centros  financieros y bursátiles, pero otros  escándalos  relacionados con faldas en los que ese personaje se ha visto involucrado debilitan tal presunción.

Sin pretender juzgar a  los  fiscales que  declinaron enjuiciar a Strauss Kahn por tan infame acusación, se insiste en señalar que  el brazo de la justicia estadounidense no alcanza llegar hasta  el altísimo peldaño donde  se ubica a un político que estuvo a las puertas del poder en Francia.

El “Stablishment” no parece todavía preparado para que prospere en justicia la acusación por  acto sexual criminal elevado por  Nafissatou Diallo, inmigrante africana, contra una personalidad  del jet set mundial como  todavía lo es el ex  director del FMI.

Después de  atender las cosas pendientes que dijo  tiene en Nueva York, Strauss Kahn retornará a Francia a retomar su fulgurante carrera política, mientras la mucama de hotel, que ha perdido su empleo, tendrá que olvidarse  de la agresión sexual que  denunció y vivir con  el calificativo de mentirosa que le endilgó la Fiscalía de Manhattan.

El Nacional

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