Reportajes

“A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente”

“A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente”

Germanio Rosario, pobreza. Jorge Gonzalez

Santo Domingo.- Los tenues rayos de sol que se filtran por las hendijas de las paredes y por los hoyos del cinc, que con esfuerzos propios, clavo a clavo levantó Germania Rosario, a base de maderas viejas, palos infestados de comején y oxidadas hojas de metal que sirven de techo, descubren lo que es un verdadero drama humano que debería avergonzar a cualquier en una sociedad moderna.

Rosario, una mujer de 30 años, a quien la vida y la suerte le han jugado una mala partida, vive en la calle Caonabo, número 41 del sector Los Calizos, de Hato Nuevo, junto a sus cuatro hijos, Lisbeth, Lissette, Moisés, y Aarón, de 12, 10, 7 y 4 años respectivamente en una morada en condiciones de extrema pobreza.

Ella no trabaja, no tiene ningún tipo de tarjeta o ayuda del Gobierno o de alguna otra institución pública o privada. Pasa sus días gracias a la ayuda de algunas personas de manera individual, y a algo de dinero que recibe cada dos o tres meses de unas de sus exparejas.

A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente
Germanio Rosario, pobreza. Jorge Gonzalez

Aunque esta mujer ha podido sobrevivir estos últimos años, los días, meses, años y gobiernos pasan, pero nada cambia para ella ni para los pobres de este país.

En el interior de la paupérrima vivienda se perciben claramente los vívidos colores, y olores típicos de la pobreza extrema. Dividida por viejas sábanas que ocultan las camas que más bien parecen tumbas en un cementerio olvidado.

Una letrina con inodoro roto, viejo y sucio. Una mesa con raciones alimenticias recién donadas por gente piadosa es una clara muestra de cómo se vive ahí.

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Por sus paredes de madera casi inflamable, su techo que más bien parece un guayo por la cantidad de hoyos, y por la falta de ventilación y luz, esta casa podría ser considera una prisión, en donde la desigualdad, la corrupción la falta de educación y orientación mantienen como reos a una familia cuyo delito ha sido ser pobres.

No hay que tratar de descifrar qué piensan los cuatros niños: ya que debe ser muy frustrante vivir en un lugar donde no hay nada peor que irse a dormir con hambre, sabiendo que un día termina para que otro inicie con las mismas precariedades en una historia que pareciera no tener fin.

A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente
“A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente”

“A Dios le pido lo mismo que al Presidente, que me ayuden a vivir dignamente. Mire yo he pasado hambre y de todo, y quizás he cometido errores y he pensado cosas malas pero ahora solo estoy enfocada en vivir y en conseguir que hacer para sacar a mi familia adelante”, expresó con voz triste y ojos llorosos Rosario.

¿Qué pide?

Que le ayuden a construir su vivienda, y a poner un pequeño negocio para poder mantenerse y ser alguien productiva. Es bachiller y además tiene cursos técnicos de belleza, por lo que después de hecha su casa, con un secador y un lavador de cabeza podría emprender su negocio.

Jorge González

Periodista, fotógrafo, reportajista y editor fotográfico de El Nacional