El canciller Roberto Álvarez advirtió el lunes ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) que la crisis en Haití podría derivar “en un conflicto internacional de consecuencias imprevisibles” lo que se interpreta como otro episodio del cambio de política del Gobierno en relación al agravamiento drama haitiano.
Ese mismo día, durante la rueda de prensa La Semanal, el presidente Luis Abinader pasó revista ante los periodistas de las 15 medidas que había anunciado para contener el desenfreno migratorio y reforzar la seguridad en la frontera.
El mandatario formuló un llamado a la oposición política a dejar de lado las diferencias partidarias y unirse al trabajo para enfrentar una situación que, como la crisis de Haití, reviste interés nacional, además de anunciar que hoy visitaría la zona fronteriza, donde ayer arribaron más de 800 tropas.
No debería olvidarse que el 9 de abril, la Cancillería informó que “bandas criminales tomaron el control de la comuna haitiana de Mirebalais, incluido el edificio que albergaba el consulado dominicano, del cual todo el personal ya había sido evacuado.
Una forma diplomática de decir que se violó el fuero consular
Es obvio que República Dominicana sería la más afectada si la crisis en Haití deriva “en un conflicto internacional de impredecibles consecuencias”, como advirtió el canciller Álvarez ante los jerarcas de Naciones Unidas, como también se da por seguro que una situación así solo sería causada por las bandas armadas que azotan a ese territorio.
¿Acaso la advertencia del canciller, la exhortación del Presidente a la oposición política, el envío ayer de más tropas a la frontera en víspera de la visita presidencial, y la ocupación por bandas armadas del edificio que albergaba al consulado dominicano en Mirebalais se corresponden con alguna premonición?
En las otras 14 oportunidades en las cuales el ministro de Exteriores ha tratado la crisis haitiana ante el Consejo de la ONU, nunca había advertido que si no se interviene con la contundencia necesaria, la crisis en Haití podría derivar en conflicto internacional de consecuencias impredecibles.
Las medidas anunciadas por el presidente Abinader para afrontar el desenfreno migratorio y todo cuanto se ha dicho o hecho desde el lunes, obligan a pensar que la crisis haitiana se acerca a su punto de mayor ebullición y que desde el lado oeste se apresura fortalecer las medidas de prevención, sin dejar de advertir a la comunidad internacional que Haití está a punto de estallar.