Nada ni nadie impedirá que el presidente Luis Abinader inicie su anhelado proyecto de reforma constitucional. Cuenta con una mayoría calificada y un liderazgo indiscutible, sólo que lo hace, bajo la falsa creencia de que ese es su gran legado, obviando que la naturaleza de la política es la confrontación, por lo tanto, cuando al PRM le toque ser oposición, otra reforma borrará su legado.
Yo pienso, pues con Ikran Antaki, aprendí a pensar y no a creer, que el legado del presidente Abinader, podría ser, pasar a la historia como uno de los presidentes más honestos en término personal. Ese sí sería un legado perdurable.
Las circunstancias han sido determinantes en el liderazgo del jefe del Estado. Ganó las elecciones del 2020, luego de la división del Partido de la Liberación Dominicana. La pandemia del COVID-19, le sirvió de catapulta para demostrar su talento ante una crisis que arrodilló al mundo.
Es muy común escuchar a intelectuales, hacer uso de la expresión de José Ortega y Gasset: ‘’ Yo soy yo y mis circunstancias’’, pero pocos terminan la frase de que es imprescindible salvar primero la circunstancia. Y eso le tocará al presidente Abinader, pues para el 2028, el partido de gobierno, deberá llevar en su boleta presidencial, un nuevo candidato, que deberá enfrentar al expresidente Leonel Fernández y una posible alianza de la oposición. Esa es la circunstancia que deberá salvar Luis Abinader. Ojalá y entienda, que conservar el poder está por encima de sus deseos de dejar un legado que no será precisamente la reforma a la constitución.
Hay que salvar esta nueva circunstancia, reconociendo que hay muchos aspirantes por el PRM, y en verdad, muy pocos tienen el arraigo y las condiciones. El presidente debe crear el escenario para que Guido Gómez Mazara, Carolina Mejía, Faride Raful y David Collado, tengan mayores niveles de participación con miras a las elecciones del 2028. Elegir un candidato presidencial a tiempo y sin trauma, es el inicio de salvar la circunstancia.
Por: Ramón Rodriguez
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